La Cámara Baja de Estados Unidos, de mayoría republicana, aprobó este viernes un proyecto de ley que da mayor poder de supervisión a los padres sobre la educación escolar de sus hijos.
La llamada Declaración de los Derechos de los Padres salió adelante por 213 votos a favor y 208 en contra y debe continuar ahora su trámite parlamentario en el Senado, donde los demócratas conservan el poder, antes de llegar eventualmente al despacho del presidente Joe Biden, para que la firme y entre en vigor.
Cinco legisladores conservadores votaron en contra y otros cuatro no participaron en el escrutinio, mientras que en el bando progresista hubo 10 ausencias pero todas sus 203 papeletas se pronunciaron en contra.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, ya ha dejado claro que cuando sea el turno de su hemiciclo esa legislación «no verá la luz».
El Comité Nacional Republicano resumió en un comunicado que esta normativa afirma que los padres «deberían tener derecho a saber lo que se les está enseñando a sus hijos, ser escuchados, ver el presupuesto y los gastos de la escuela, mantener seguros a sus hijos» y proteger su privacidad.
Entre otros puntos, el proyecto de ley subraya que todo colegio de primaria o secundaria al que se le destinen fondos federales debe recibir el consentimiento paterno antes de cambiar el pronombre con el que se dirigen al hijo y otro tipo de decisiones en función de su género, como el vestuario o el baño al que debe ir.
La lucha en torno a la identidad de género ha sido una de las prioridades de los conservadores desde que, tras las elecciones de medio mandato del pasado noviembre, recuperaron el control de la Cámara Baja. En la misma, alegan que su grupo batalla «por empoderar a los padres» mientras la Administración de Joe Biden «quiere perseguirlos».
El proyecto de ley subraya que los centros deben facilitar su currículo educativo en su web o a través de otros medios públicos fácilmente accesibles y que los padres tienen el derecho de revisarlo y saber si desafía los estándares académicos estatales.
A los progenitores se les da el derecho también de saber la lista de libros y otros materiales de lectura disponibles en su escuela, de ser informados de si un niño lleva un arma al colegio y de estar al tanto si el personal educativo actúa y aconseja en casos de ciberacoso, de salud mental, de amenazas a la seguridad o de desorden alimenticio, entre otras.
El borrador defiende igualmente la necesidad de que sean informados de cualquier actividad violenta que haya tenido lugar dentro del recinto escolar o en actividades en las que una o más personas hayan resultado heridas.
«Hoy ha sido una victoria para cada madre, para cada padre y, lo más importante, para cada estudiante en Estados Unidos. (…) Lamentablemente, los demócratas son demasiado extremistas como para creer que los padres deberían tener voz en la educación de sus hijos», dijo el presidente de la Cámara Baja de EE.UU., Kevin McCarthy, a la prensa justo después de la aprobación.
Desde el Caucus Demócrata, en cambio, se reprochó que los republicanos estén dejando «que una minoría vocal imponga sus creencias a los padres y estudiantes», y se les recomendó que, «en lugar de prohibir libros», deberían cooperar «para ayudar a los niños a aprender y tener éxito».