Santo Domingo.- Sentada en la piscina de su hotel, la guatemalteca Ana Gabriela Martínez celebra algo tan bueno como medallas de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe: Regresará a su país con el orgullo de ser considerada una piedra en el zapato de las mejores jugadoras del mundo.
«No siempre la respuesta es un oro; me voy agradecida de lo que mi cuerpo me permitió hacer; jugué 19 partidos en siete días y permanezco sana, con muchas medallas en mi cuello», aseguró este domingo la jugadora de 23 años.
Es una joven de si acaso 1.60 metros de estatura, pero en la cancha suele convertirse en un torbellino que hace daño con sus golpes exactos y una persistencia que en Santo Domingo puso en apuros a las dos mejores del mundo.
‘Gaby’ ganó cuatro medallas de plata en Santo Domingo, pero será más recordada por haber eliminado en semifinales a la número uno, la mexicana Montse Mejía, y por haberle sacado dos sets en dos partidos a la número dos, Paola Longoria.
Al final no fue el resultado que yo quería, pero me siento orgullosa; ganarle a la número uno del mundo significa muchísimo para mi. Trabajé durísimo para estar acá», señaló.
Campeona mundial en 2018, el pasado miércoles la guatemalteca dio el gran golpe en los juegos regionales, al superar en la semifinal de individuales a Mejía por 11-9, 13-11, 7-11, 11-6. Persistente, el jueves le ganó el primer set de la final a Longoria y como si fuera poco este sábado volvió a sacarle uno en la final por equipos.
«Es increíble el nivel de Ana Gaby. Viene del tour profesional nos hemos enfrentado muchas veces en campeonatos del mundo y siempre muestra que es una guerrera; jamás se da por vencida», reconoció a Efe Longoria, reina del raquetbol de los juegos, con tres medallas de oro.
Que la guatemalteca goza de la simpatía de las mejores fue algo evidente en Santo Domingo. Este sábado enfrentó a Longoria un poco más elástica, gracias a unos estiramientos realizados con una liga prestada por Mejía, quien en una muestra de juego limpio, ayudó a la mujer que fue su pesadilla unas horas antes.
«Montse y yo somos mejores amigas desde que tenemos 10 años: A pesar de la rivalidad en la cancha, fuera hay una hermandad sin envidia ni celos. Me siento orgullosa de ser amiga de la número uno, la conocí en Los Ángeles cuando teníamos 10 años y crezco a su lado», reveló.
Es Gabriela una de las figuras principales del país más castigado en los Juegos, que por causas ajenas a sus deportistas está impedido de usar el nombre de Guatemala en la camiseta y en caso de ganar, sus campeones no pueden cantar el himno nacional.
«Es una lástima no poder estar con mi país en la espalda pero nada, lo tengo en el corazón», asegura.
Pocos saben que Gabriela, duodécima de la calsificación mundial, gana todo lo que gana a media máquina porque divide su tiempo de profesional de raquetbol con sus estudios de economía, lo cual aumenta su grandeza. Le quedan por lo menos dos años más para graduarse y asegura tener energía para seguir con su vida duplicada.
«No pienso arriesgar mi estudio ni el raquetbol, llevo mi vida como la quiero llevar, amo mi deporte y también estudiar, A pesar de no dedicarme a tiempo completo, es reconfortante ser la piedra del zapato de las mejores del mundo, a quienes respeto», asegura.
