Doha).- La 78 Asamblea General Anual de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), que concluye este martes en Qatar, ha permitido a las aerolíneas de todo el mundo reunirse y compartir las experiencias que están viviendo después de la pandemia, que «de alguna manera está olvidándose».
«Hay una demanda muy fuerte, pero estamos viendo, sobre todo en Europa, las restricciones para poner lograr la capacidad que queremos» y ha sido un foro para poner en común lo que estamos haciendo las aerolíneas y «a ver si, entre todos, podemos mejorar la operación este verano», según el consejero delegado de IAG, Luis Gallego.
En Europa, se están viendo problemas en algunos aeropuertos como los de Amsterdam, Fráncfort o Londres, fundamentalmente derivados de la falta de personal, de una rápida escalada de la operación y de haber quitado las restricciones de una forma también no coordinada con las aerolíneas, ha agregado.
«Tenemos un mercado laboral más difícil, una inflación alta, precios del combustible también elevados y estamos viendo como en distintos aeropuertos europeos se están produciendo situaciones que tenemos que evitar para darles un buen servicio a nuestros clientes», ha indicado.
También, hay disrupciones en algunos aeropuertos norteamericanos como por ejemplo en el de Toronto en Canadá, donde no hay suficientes agentes de inmigración ni de control de seguridad y esto hace que los pasajeros cuando aterrizan se ven obligados a esperar en el avión uno o dos horas hasta que las autoridades les permitan bajarse porque el pasaje no cabe dentro de la terminal, ha señalado el vicepresidente regional de la IATA para las Américas, Peter Cerdá.
Ahora se trata sobre todo de que el cliente, que tiene muchas ganas de volar, tenga una experiencia buena durante todo el verano y «no tengamos muchas cancelaciones, ha apuntado Gallego.
Gallego ha recordado que, a diferencia de España, donde el ERTE funcionó muy bien, lo que ha permitido mantener el empleo, en el Reino Unido, a British Airways, que forma parte de IAG junto con Iberia y Vueling, entre otras compañías, no le quedó otro remedio que desprenderse de 10.000 personas «porque no teníamos otra alternativa y ahora volver a operar lo que operábamos antes, nos cuesta más».