Puerto Príncipe.– Haití inició este domingo el Carnaval, aunque de forma tímida, debido a la acuciante crisis que atraviesa la nación, escenario esta semana de manifestaciones antigubernamentales que congregaron a miles de personas en Puerto Príncipe y en las principales ciudades, dejando al menos seis muertos.
El Carnaval, una de las festividades culturales más vistosas e importantes de Haití, han arrancado sin preparación previa y sin comunicación oficial y con escasa publicidad, hasta el punto de que la población desconoce los grupos que desfilarán, el presupuesto que se destina a la fiesta y el tema oficial, como es habitual.
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No obstante, en declaraciones, el alcalde interino de Puerto Príncipe, Lucsonne Janvier, animó a la población a integrarse a las festividades, tras unos días de violentas manifestaciones para pedir la dimisión del primer ministro, Ariel Henry, cuyo mandato concluyó el 7 de febrero, según un acuerdo firmado en diciembre de 2022 con representantes de partidos políticos y la sociedad civil.
Para el alcalde, es de «gran satisfacción» organizar este Carnaval porque «mucha gente que no está en Haití piensa que no hay esperanza y que el país está muerto, pero todavía estamos intentando ver si queda algo de vida».
«Estamos aquí para seguir manteniendo la antorcha en alto sea cual sea la situación», añadió Janvier, quien instó a no desanimarse «porque sabemos que, con el tiempo, creemos que podremos salir de la crisis en la que estamos».
Sin tiempo para celebraciones
Sin embargo, en los Champs de Mars, la principal plaza pública de la capital, no lejos del Palacio Nacional, la gente está lejos de disfrutar de un ambiente de Carnaval.
Marie, de unos 30 años, lleva seis meses viviendo en el Rex Théatre que está acerca de Champs de Mars, donde este domingo comenzó el primero de los tres días del Carnaval Nacional.
Esta mujer fue expulsada de su casa en Carrefour-feuilles, al sur de Puerto Príncipe, por bandas armadas que invadieron su vivienda, matando e hiriendo a varias personas.
«Aquí duermo todas las noches. Dada la situación en la que me encuentro, este año no puedo estar en Carnaval. No me siento bien. Tengo problemas», dijo.
Más de 300.000 personas han sido desplazadas en Haití, principalmente como consecuencia de la violencia de las bandas armadas. Personas que viven en condiciones inhumanas, sin servicios sociales básicos como agua, electricidad y acceso a la sanidad, en un país donde las bandas gobiernan día y noche.
Y es que, mientras una parte de la población baila, varias zonas y barrios caen bajo el control de bandas armadas que actúan con total impunidad, ante la indiferencia de las autoridades.
Desde hace varios días, diversos sectores están pidiendo a las autoridades salvar a los habitantes de Carrefour, en el sur de la capital, y de Sarthe, en el norte de la capital, de la invasión de los grupos armados, obligando a varios centenares de personas a abandonar sus casas.
Tras la quema de más de 8 hectáreas de sus tierras por bandas armadas, la empresa Société de Rhum Barbancourt se ha visto obligada a suspender sus actividades públicas en beneficio de las poblaciones vecinas, entre ellas la distribución gratuita de agua tratada, el centro de atención médica gratuita y el uso de parques infantiles, campos de fútbol y canchas de baloncesto.
Haití atraviesa por una crítica situación social, política y económica, agravada por la violencia extrema de las bandas armadas. Los grupos armados controlan la capital, Puerto Príncipe, y otras partes del territorio de Haití y son responsables de centenares de asesinatos, violaciones, secuestros y otros delitos.