El noruego Jakob Ingebrigtsen, campeón olímpico de 1.500 en Tokio y doble campeón del mundo de 5.000, opinó que el dopaje es «peor ahora que hace diez años» y justificó esa idea en que ahora se ven «menos pruebas positivas, lo que significa que las personas se están volviendo más inteligentes y encuentran mejores formas de evadir la detección».
Ingebrigtsen, que renunció a la temporada de pista cubierta debido a una lesión en un tendón de Aquiles, se encuentra en pleno proceso de recuperación para afrontar con máxima ambición los grandes retos del año, los Europeos de Roma y los Juegos Olímpicos de París.
«Estoy a un nivel notable con mis series. No estoy dónde quiero estar pero estoy probablemente mejor que el resto del mundo. Mis competidores son irrelevantes porque les veo a todos de la misma forma. Uno de los principales problemas es que son muy inconsistentes y eso significa que siempre son diferentes», dijo Ingebrigtsen, en una entrevista a ‘The times‘.
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«Desde 2017 he tenido diez o doce rivales diferentes. Para ellos es fácil tener un rival en mi, pero no es tan fácil para mi tener un rival en ellos. La gente no me ganará porque no tienen la mitad de la mentalidad que yo tengo», apuntó.
Uno de los atletas con el que ha mantenido una dura rivalidad los últimos años ha sido el español Mohamed Katir, sancionado dos años por haber estado ilocalizable en tres controles antidopaje.
«Es la destrucción definitiva. Es más vergonzoso para ellos, incluso cuando tienen la audacia de hacer trampa y no lo hacen bien. Creo que el dopaje es peor ahora que hace diez años. Es difícil demostrarlo pero es lo que siento. El problema ahora es que vemos menos pruebas positivas y eso realmente me preocupa. Es una señal de que las personas se están volviendo más inteligentes y encuentran mejores formas de evadir la detección, o tal vez las pruebas no detectan lo suficiente”, concluyó.