Bruselas.- La Unión Europea (UE) aprobó hoy de manera definitiva la ley que prohibirá a partir de 2035 las ventas en territorio comunitario de todos los nuevos coches y furgonetas que emitan CO2, tras semanas de tensiones de última hora por el bloqueo sorpresa de Alemania.
Los ministros de Energía de los países de la UE aprobaron la ley con 23 votos a favor, la abstenciones de Rumanía, Bulgaria e Italia y el voto en contra de Polonia. Alemania votó a favor, después de que la Comisión Europea (CE) y Berlín llegaran a un acuerdo este fin de semana.
«No cambia el texto acordado con el Parlamento Europeo» sino que «aporta detalles sobre los pasos siguientes en la aplicación del reglamento» para incorporar los combustibles sintéticos o «efuels» a la normativa comunitaria, resumió la comisaria europea de Energía, Kadri Simson.
Estos son combustibles artificiales -y prohibitivamente caros en la actualidad- que se producen a partir de hidrógeno verde y dióxido de carbono, pero resultan climáticamente neutrales porque sólo emiten el CO2 previamente capturado y pueden usarse en vehículos con motor de combustión.
Los «efuels» ya aparecían mencionados en el texto negociado, a petición de Alemania e Italia, pero la Comisión se daba hasta 2026 para volver a retomar la cuestión y dejar en ese lapso de tiempo que evolucione esa tecnología.
Sin embargo, en un trámite formal en la aprobación final de la normativa a inicios de marzo, Berlín paralizó la adopción de la ley porque el tercer partido de la coalición de Gobierno de Alemania, los liberales del FDP, reclamaron cerrada más proyección a los electrocombustibles.
La maniobra no gustó en Bruselas ni a buena parte de los Estados miembros, pero fue necesario forzar una negociación para satisfacer a Alemania, primera potencia económica de la UE y primer fabricante automovilístico, y salvar esa ley que supone una pieza clave de la política climática de la UE para descarbonizar la economía comunitaria en 2050.
La Comisión añadió una declaración política -que no es legalmente vinculante- en la que Bruselas se compromete a presentar un reglamento «sólido y a prueba de evasiones» para la homologación de ese tipo de vehículos, en colaboración con el Comité Técnico de Vehículos Motorizados.
El Ejecutivo comunitario presentará «en otoño de 2023» una pieza legislativa -acto delegado- que «especifique cómo los vehículos con ‘efuels’ contribuirían a los objetivos de reducción de emisiones de CO2, en relación con la regulación de las normas de emisión de CO2 para turismos y vehículos ligeros».
El acuerdo permite sacar adelante una pieza clave de la política climática de la UE en la transición a una economía descarbonizada tras una maniobra que no ha gustado ni a la Comisión ni a muchos de los países de la UE.
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Sin embargo, el futuro del motor de combustión seguirá presente en los debates europeos, más allá de los «efuels».
Italia considera que la interpretación adoptada respecto a los «efuels» es «muy restrictiva» y ha pedido que la Comisión incluya los biocarburates (obtenidos a partir de biomasa vegetal) en el camino que emprenda para buscar hueco a los combustibles sintéticos.