San Cristóbal.– Las fuertes lluvias registradas en los últimos días han vuelto a poner al descubierto el abandono estructural que denuncian desde hace años los residentes del sector Lavapiés, en esta provincia. La falta de un sistema de drenaje pluvial funcional, alcantarillas rotas o destapadas, cañadas colapsadas y la ausencia de respuestas institucionales, convierten cada aguacero en una amenaza para la vida y los bienes de los moradores.
“Estamos huérfanos de autoridad. Cada vez que llueve, esto se convierte en un río. El agua se nos mete hasta dentro de la casa, daña todo. Ya casi nos tragamos los peces”, expresó Ariel Soto, comerciante local que asegura haber perdido parte de su negocio a causa de las inundaciones.
Leer más: Director del COE ordena cancelación de miembro por desobedecer instrucciones en operativo de búsqueda
Como él, decenas de residentes relatan cómo el agua alcanza niveles alarmantes, arrastrando muebles, electrodomésticos y hasta animales, mientras los niños y adultos se exponen a peligros constantes. Las quejas son comunes: tapas de alcantarillas robadas o deterioradas, ausencia de rejillas de seguridad y desagües sobrepasados.
“Aquí se han ido hasta personas por esas alcantarillas. Hace poco un hombre casi muere, y ahora fue una niña. No es el primer caso, solo que este tuvo repercusión”, denunció Rafael, otro comunitario, quien también llamó a sancionar a los compradores de hierro que incentivan el robo de estas estructuras.
Franklin Arturo Pérez, vocero de los afectados, explicó que el problema se agrava debido al diseño inadecuado de los desagües. “Aquí baja el agua de Pueblo Nuevo, Simón Bolívar y otros sectores. Todo termina aquí en Lavapiés. En 2018 iniciaron una obra en la cañada, pero la dejaron a medias. Si le dieran continuidad, el 50% del problema estaría resuelto”, afirmó.
Los residentes claman por una intervención urgente del Gobierno y del Ayuntamiento de San Cristóbal, y exigen la ejecución de un plan integral que incluya la construcción de un sistema pluvial moderno, instalación de rejillas, mantenimiento continuo y medidas legales contra quienes atentan contra la infraestructura comunitaria.
“Lavapiés no puede seguir esperando. Hoy fue una niña, mañana podría ser una tragedia mayor”, advirtió Fermín Medina.