Las cooperativas han sido históricamente un motor clave para el desarrollo económico y social de la República Dominicana. Su impacto en la inclusión financiera, la generación de empleo y el fortalecimiento de las comunidades es innegable. Sin embargo, el marco legal que rige el sector cooperativista en el país ha quedado rezagado frente a los desafíos actuales y las nuevas dinámicas económicas. Es urgente la modificación de la Ley Cooperativista (127 – 64) que garantice una regulación moderna, equitativa y adaptada a las necesidades del siglo XXI.
Un Modelo de Desarrollo con Impacto Social
Las cooperativas no son solo entidades económicas; son estructuras democráticas que promueven la equidad, la distribución justa de la riqueza y la participación ciudadana en la economía. En un país donde gran parte de la población aún enfrenta barreras de acceso a servicios financieros y oportunidades de desarrollo, el cooperativismo es un instrumento financiero para una alternativa viable para la reducción de la pobreza y la promoción del bienestar social.
Sin embargo, el actual marco normativo, basado en la Ley 127-64, no responde a los desafíos contemporáneos ni protege de manera eficaz los intereses de los socios y las comunidades que dependen de las cooperativas. La falta de supervisión efectiva, la ausencia de incentivos fiscales adecuados y las limitaciones en la gobernanza interna han generado brechas que dificultan el crecimiento y la sostenibilidad del sector.
Modernización y Transparencia: Claves para el Futuro
Una nueva Ley Cooperativista debe enfocarse en la modernización del sector, estableciendo mecanismos claros de supervisión y control que garanticen la transparencia y el buen gobierno en las cooperativas. Además, la implementación de incentivos fiscales y financieros permitiría fortalecer la capacidad de inversión y expansión de las cooperativas, asegurando su competitividad en un mercado cada vez más exigente. La digitalización y la adopción de tecnologías en la gestión cooperativa también deben ser promovidas dentro del nuevo marco legal, permitiendo una administración más ágil y segura.
Mayor Injerencia en el Desarrollo Económico Nacional
El cooperativismo dominicano tiene el potencial de convertirse en un actor clave en la economía nacional, impactando sectores estratégicos como la agricultura, el turismo comunitario, la educación y las energías renovables. Una legislación actualizada permitiría que las cooperativas tengan mayor acceso a financiamiento, facilitando la ejecución de proyectos que fomenten el emprendimiento y la innovación en comunidades vulnerables.
Asimismo, es imperativo que la nueva ley incentive la educación cooperativa desde los niveles básicos, promoviendo una cultura de asociatividad y solidaridad en la sociedad dominicana. La educación financiera y la formación en gestión cooperativa deben ser pilares esenciales dentro del nuevo marco normativo, asegurando que tanto socios como dirigentes cuenten con las herramientas necesarias para una administración eficiente y responsable.
Un Compromiso social y económico Inaplazable
El país enfrenta el reto de reformar un modelo que ha demostrado ser exitoso, pero que necesita ser adaptado a las exigencias actuales. Una nueva Ley Cooperativista no solo fortalecería la institucionalidad del sector, sino que también impulsaría un desarrollo más equitativo y sostenible. El compromiso del Estado, los legisladores y la sociedad civil es fundamental para garantizar que el cooperativismo siga siendo una vía efectiva de inclusión y crecimiento en la República Dominicana.
No se puede seguir postergando la modernización de un sector que ha demostrado su impacto positivo en la economía y el tejido social del país. Es hora de una transformación real, que brinde a las cooperativas el marco legal que necesitan para seguir contribuyendo al progreso de la nación.