Santo Domingo.- Este 23 de agosto se conmemora el aniversario de la insurrección, en 1791, de los hombres y mujeres sometidos a la esclavitud en Saint-Domingue, la parte occidental de la isla de La Española que, al proclamar su independencia, recuperó su nombre original, Haití.
Esta revuelta comporta una reivindicación universal de libertad, que va más allá de cualquier límite de tiempo y espacio. Apela a toda la humanidad, sin distinción de origen ni de religión, y sigue resonando hoy con la misma fuerza.
La razón de haber elegido este día en particular se debe a la sublevación de esclavos que tuvo lugar en Santo Domingo, hoy en día conocido como Haití, en el año 1791, donde no solo lograron la independencia de esa parte de la isla, sino que, además, fueron el génesis para la abolición del comercio transatlántico de esclavos.
En realidad, la trata de esclavos como comercio legal tuvo una duración de un poco más de 400 años, durante los cuales se vendieron a más de 15 millones de hombres, mujeres y niños, como si fuesen ganado, para someterles a los trabajos más duros y a condiciones de vida infrahumana.
Esta realidad es lo que llevó a la ONU a decretar en 1998 el 23 de agosto como Día Internacional para el recuerdo del comercio de esclavos y su abolición, no solo para recordar a las víctimas, sino para demostrar la importancia que tiene el respeto a los Derechos Humanos en el mundo.