miércoles, noviembre 27, 2024
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Las personas con parecidos extremos podrían tener un ADN similar, según estudios

Investigadores españoles indicaron en un nuevo estudio que una fuerte similitud facial está asociada con variantes genéticas compartidas entre dichos individuos. El equipo se había propuesto caracterizar a nivel de ADN seres humanos que, aleatoriamente, comparten rasgos faciales sin tener vínculos familiares.

El autor principal del estudio es Manel Esteller, del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, en Barcelona, el cual fue publicado en la revista Cell Reports.

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La investigación se basó en fotografías de parejas con rostros parecidos, identificadas en Internet por el artista canadiense François Brunelle.

En el estudio se encargó a 3 algoritmos de reconocimiento facial diferentes que calificaran la semejanza de los 32 pares de candidatos de personas parecidas. La mitad fue clasificada como ‘dobles humanos’, con una semejanza objetivamente medible por los 3 algoritmos.

Los individuos de las 16 parejas seleccionadas también completaron un cuestionario biométrico y de estilo de vida integral, y proporcionaron muestras de saliva.

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En conjunto, los resultados sugieren que la variación genética compartida no solo se relaciona con una apariencia física similar, sino que también puede influir en los hábitos y comportamientos comunes. De hecho, se reveló que 9 de estos 16 pares se agruparon muy bien con base a su parecido genético. Además, rasgos físicos como el peso y la altura, así como rasgos de comportamiento como el tabaquismo y la educación, se correlacionaron perfectamente.

Importancia del estudio

«Este conjunto único de muestras nos ha permitido estudiar cómo la genómica, la epigenómica y la microbiómica pueden contribuir a la semejanza humana», dijo Esteller en una nota de prensa.

También plantea que el estudio proporciona una visión poco común de la semejanza humana, al mostrar que las personas con rostros extremadamente parecidos comparten genotipos comunes, aunque se diferencian a nivel de epigenoma y microbioma.

«La genómica los agrupa y el resto los separa», sostiene.

Los autores reconocen algunas limitaciones del estudio, como el pequeño tamaño de la muestra, el uso de imágenes 2D en blanco y negro, y el predominio de participantes europeos. A pesar de estas advertencias, los investigadores plantean que los hallazgos pueden proporcionar una base molecular para futuras aplicaciones en la medicina forense, reconstruyendo el rostro de un criminal a partir del ADN, o en el diagnóstico genético, donde la foto del rostro ya da pistas sobre qué genoma podría tener el individuo.

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