Siempre hay mucha tela por dónde cortar cuando se habla del economista Ernesto Jiménez, conocido por muchos como «El Gurú», debido a sus amplios conocimientos en el área de economía y la manera «aplatanada» de explicar los términos más complicados.
Todos sabemos de su pasión por los medios de comunicación, pero si está fuera de ellos Ernesto trata de ser feliz haciendo cosas que lo ayuden a pasar tiempo con su familia y también que le aporten conocimientos.
Es un amante de los deportes en toda su expresión. Su equipo de baseball favorito del país son los Leones del Escogido, pero también habla de basquetbol, fórmula uno, tenis, fútbol, golf y su pasatiempo, que no se puede quedar, son los videojuegos.
También le gusta el cine, y en especial las serie coreanas, porque inculcan valores que se han perdido en la sociedad, como lo es el amor a la familia.
¿Algo sin lo que no puede vivir? En este Más de Mi para De Último Minuto, aseguró que no concibe la vida sin Dios, por lo que cada día lo busca para agradecerle y pedirle compañía.
Para Jiménez, los milagros son una de las manifestaciones del amor que le tiene Dios a sus hijos. «Donde termina la ciencia, ahí comienza la obra de Dios”.
Tu padre, defínelo en tres palabras: Amor, justicia y esfuerzo.
¿Sabes cocinar?: No sé cocinar, hay cosas que se me dan mal, pero no me rindo, lo voy a lograr (dice entre risas)
¿Qué es lo más importante que has hecho en la vida?: Honrar a mis padres, hacerlos sentir orgullosos, tanto en nuestro accionar, como en la manera en la que trabajamos.
Tus tres mayores logros: Servirle a mi familia, a la patria y a Dios
¿Cómo respondes a las críticas?: Con apertura, para ponerle límites está la ley, no yo. No bloqueo ni siquiera a los que usan la libertad como libertinaje.
¿Bailas dembow?: No lo he bailado, bailo merengue con algunas limitaciones. El dembow es un ritmo y los ritmos no son malos ni buenos, pero lo que digo es que usted puede expresar un drama asocial sin ser soez o portador de los peores vicios de la sociedad.
Si pudieras pedir un deseo para corregir algunas cosas del país, cuál sería: Educación y conciencia en quienes nos dirigen. Hemos tenido mala suerte, porque dentro del pueblo hay gente muy buena y capaz que no han podido llegar.
