Oaxaca.- Miles de migrantes caminan a la deriva por la carretera Panamericana en el sur de México, tras el cierre del módulo migratorio del Instituto Nacional de Migración (INM) para regularizar de manera provisional a indocumentados de Centro y Suramérica, Haití, Cuba y Oriente Medio.
El INM cerró el centro que instaló el 5 de agosto en San Pedro Tapanatepec, en el estado de Oaxaca, lo que obligó a miles de migrantes a dejar esta semana la zona y caminar un tramo de cerca de 100 kilómetros hacia Juchitán, justo en vísperas de celebrarse el domingo el Día Mundial del Migrante.
Mermados por la caminata, con o sin agua, y con niños a cuestas, los extranjeros insisten en que el INM les otorgue un permiso provisional para atravesar México hasta la frontera norte.
En la travesía, afrontan el riesgo de un accidente entre los miles de vehículos de carga de hasta tres remolques que circulan en ese tramo y la deshidratación ante las altas temperaturas.
Junto con un grupo de migrantes de Ecuador, camina Mirna Josel, una migrante de Nicaragua que, mientras avanza por el tramo de La Ventosa, contó a EFE lo penoso de la travesía.
“No nos quisieron dar el permiso, nos dijeron que hasta en enero, y ahora vamos en caravana para llegar hasta allá al destino que tenemos que llegar. Es cansado, llevamos con hoy dos días, pero gracias a Dios que, aunque no nos hayan dado el permiso, seguimos avanzando”, mencionó.
LA MIGRACIÓN NO SE DETIENE
La situación refleja la creciente migración en México, donde la Secretaría de Gobernación (Segob) detectó 345,644 «personas en situación migratoria irregular» en los primeros 10 meses de 2022, un incremento anual de más del 32%.
Pese a los retos del camino, familias enteras siguen avanzando desde Tapanatepec, en algunos tramos vigilados por la Guardia Nacional.
Los grupos de migrantes planean seguir su camino hacia la ciudad de Oaxaca, donde insistirán en que el INM les otorgue un permiso de regularización migratoria.
Mientras tanto, en Tapanatepec, decenas de migrantes retiraron sus campamentos improvisados frente al antiguo módulo del INM, pero cientos más siguen llegando.
Pablo Sánchez dejó a su esposa y a sus tres hijas, de 11, 8 y 4 años de edad, en Ecuador.
Les dijo que una vez que consiguiera trabajo en Estados Unidos haría lo posible para llevarlas con él, pero ahora ese plan puede atrasarse porque no tiene un permiso para estar en México.
“Lo más duro fue dejar a mi familia y ahora sin permiso es lo único que me motivaba al venir acá y tener el permiso para subir a los Estados Unidos, no hay permisos no dicen nada, a veces entran a veces salen, nosotros solo queremos pasar de aquí, llegar a nuestro destino, no queremos quedarnos en México”, narró.