León (España).- El español Saturnino de la Fuente, que el pasado febrero cumplió 112 años, se ha convertido en el hombre más viejo del mundo según acaba de certificar el Guinnes World Records, después de que el puertorriqueño Emilio Flores haya fallecido el pasado 12 de agosto con su misma edad.
Emilio Flores y Saturnino de la Fuente se disputaron el título de hombre más longevo del mundo durante unos meses, ya que pese a que el puertorriqueño afirmó haber nacido unos meses antes no contaba con documentación oficial de su nacimiento, según explicó este viernes a Efe el yerno de Saturnino de la Fuente, Bernardo Marcos.
En aquella época en algunas ocasiones no se registraba a los bebés o había errores en su certificación. Incluso en el carné de identidad del español aparece que nació el 12 de febrero de 1909, pero lo hizo el día 8, detalló su yerno.
Lo registraron cuatro días más tarde, una costumbre habitual para evitar el papeleo si el bebé moría en una época en la que muchos recién nacidos no salían adelante.
Ahora, con el fallecimiento de Emilio Flores, Saturnino de la Fuente ya es oficialmente el hombre más viejo del mundo para el Guinnes, aunque hay mujeres más longevas que él, como la japonesa Kane Tanaka, nacida el 2 de enero de 1903, seis años antes.
La familia de Emilio ha acogido la noticia con la misma alegría con la que recibió el título de hombre más longevo de Europa, que ya ostenta desde hace algunos años.
Saturnino de la Fuente nació durante el reinado de Alfonso XIII, vivió la dictadura de Primo de Rivera, conoció la II República y sufrió la Guerra Civil española.
No combatió en la contienda porque no daba la talla, pero sí se intervino su fábrica de calzado, que se utilizó para fabricar botas para uno de los bandos.
Con ocho hijos, tres de ellos ya han fallecido, la última en 2020 durante la segunda pandemia que ha vivido, pues sobrevivió a la conocida como gripe española de 1918.
En su larga vida, en la que ha visto nacer catorce nietos y veintidós biznietos, ha burlado a la muerte varias veces.
La más grave ocurrió en 1937 cuando se libró de morir bajo los escombros que dejó el accidente de un avión militar en una calle de su ciudad, León (norte).