Una línea de boyas formará una barrera flotante en el sector del Río Grande que limita con la ciudad fronteriza de Eagle Pass, Texas, y pudiera extenderse a otros sectores, anunció el jueves Greg Abbott, gobernador del estado.
La instalación comenzará con unos 300 metros de boyas que inicialmente podrían extenderse hasta crear una barrera de un kilómetro sobre el río.
“Podemos poner milla tras milla de estas boyas. Lo que nos permitirán hacer estas boyas es evitar que la gente llegue siquiera a la frontera”, apuntó Abbott durante una conferencia de prensa.
El gobernador aseguró que esta medida complementará otras de sus estrategias en la frontera, como el envío de la Guardia Nacional y la instalación de mallas de púas a lo largo de la línea del río.
Este primer despliegue de boyas le costó al estado cerca de 1 millón de dólares, según Abbott, que son parte de un presupuesto de 5.100 millones de dólares asignados por la legislatura de Texas para “asegurar la frontera”.
Ya comenzó la instalación de la barrera acuática, según las autoridades.
“Nadie tiene que estar cruzando entre los puertos de entrada. No queremos que nadie salga lastimado. De hecho, vamos a evitar que la gente se lastime y que la gente se ahogue. Y esta es una forma proactiva”, dijo Steven C. McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas.
El inicio del proyecto se realizará en Eagle Pass pues, según McCraw, “en este momento el centro de gravedad del contrabando es el condado de Maverick”.
La ciudad colinda del lado mexicano con Piedras Negras, Coahuila.
La barreras, que fueron compradas a la compañía Cochrane USA, consisten en boyas giratorias que están amarradas con un cable de acero grueso que podrían alcanzar hasta dos metros de profundidad.
“Tal movimiento conlleva cierto riesgo político, ya que las barreras físicas a la inmigración ilegal, como los muros altos, generan críticas y controversias de manera confiable por parte de los defensores de la inmigración ilegal, y la atención hostil de los medios si los inmigrantes resultan heridos al intentar derrotarlos”, escribió Todd Bensman, miembro del Centro de Estudios de Inmigración, un centro de investigación de EEUU.
En 2021 el presidente Joe Biden puso fin a las obras a lo largo de la frontera que involucraran la construcción de un muro que había ordenado su predecesor, Donald Trump, y para lo que había adjudicado unos 3.800 millones de dólares. Desde entonces, republicanos en el Congreso han buscado que se reanuden los proyectos. Sin embargo, los demócratas han catalogado los esfuerzos como “antiinmigrantes”.
Aaron Reichlin-Melnick, director de políticas del Immigration Council, un centro de pensamiento con base en Washington, aseguró a la Voz de América que el anuncio de las barreras flotantes lleva a cuestionar asuntos cómo la delimitación de la línea fronteriza con México y cómo el nivel de flujo del río podría causar que la barrera cruce a territorio mexicano.
Además, dijo que la posibilidad de que personas quieran nadar bajo la barrera “podría alentar a las personas a correr ese riesgo. Creo que esto podría aumentar potencialmente la posibilidad de incidentes peligrosos”, agregó Reichlin-Melnick.
Además del anuncio sobre la barrera, Abbott firmó seis leyes enfocadas en catalogar a los cárteles como organizaciones terroristas, ampliar poderes de autoridades en frontera e incluso compensar a dueños de ranchos que se vean impactados por la inmigración ilegal.
Una suma de medidas para evitar las entradas irregulares
Las medidas anunciadas por Abbott en Texas ocurren en medio de la controversia que rodea al gobernador de la Florida, Ron DeSantis, por facilitar el transporte de inmigrantes en vuelos a diferentes ciudades gobernadas por demócratas en EEUU.
El año pasado, DeSantis organizó el transporte de decenas de migrantes desde Texas a la isla vacacional de Martha’s Vineyard, en Massachusetts.
Recientemente, un grupo de casi 40 solicitantes de asilo, la mayoría colombianos y venezolanos, fueron llevados a Sacramento, California, en un movimiento que autoridades sospechan fue financiado también por la Florida, por lo que ahora sopesan si deben radicar cargos por secuestro a DeSantis.
El gobierno de Florida ha ofrecido apoyo a la administración de Abbott en el manejo de los movimientos migratorios en Texas. El martes, DeSantis aseguró que equipos enviados por su estado han “hecho contacto” con más de 5.800 migrantes indocumentados y “han asistido a Texas con más de 190 arrestos” en cargos relacionados a tráfico humano, tráfico de drogas, posesión de armas y sospechas de asesinato.