Manhattan-La revista Time eligió este miércoles al presidente salvadoreño Nayib Bukele y el rapero puertorriqueño Bad Bunny entre las cien personas más influyentes de 2021, una lista en la que figuran además activistas latinoamericanos de distintas causas, procedentes de Cuba, México, Chile, Honduras o Brasil.
Nayib Bukele figura en el apartado de “líderes” junto a Joe Biden y Xi Jinping, pero su perfil, que firma para Time un periodista salvadoreño, no es nada elogioso, pues destaca que “no soporta la crítica ni la oposición”, y recuerda cuando llegó al Parlamento de su país rodeado de soldados armados para obligar a los legisladores a aprobar el presupuesto.
El perfil del rapero Bad Bunny lo firma su colega J Balvin, quien subraya que “ha llevado a la cultura latina a otro nivel”, pero no olvida mencionar que es “un abogado de la libertad de expresión” y que ha tenido que luchar duro desde sus inicios, cuando se ganaba la vida trabajando en un supermercado.
Son los activistas latinoamericanos, y sobre todo las mujeres activistas, quienes este año figuran en mayor número en la codiciada lista, como la mapuche chilena Elisa Loncón, y la defensora de los derechos de las mujeres en Puebla (México) Olimpia Coral Melo Cruz.
Llama la atención el lugar dedicado a los derechos sexuales en Honduras, país del que proceden dos de las elegidas: Indyra Mendoza, fundadora de la Red Lésbica Cattrachas, y Claudia Spellmant, activista transgénero huida de su país y hoy establecida en Nueva York.
Junto a ellas también hay otra mujer, de perfil muy diferente, como es la multimillonaria brasileña Luiza Trajano, y otro activista prodemocracia, en este caso varón: el cubano Manuel Otero Alcántara, uno de los líderes de las últimas revueltas populares en La Habana.
Otro de los latinos destacados es José Andrés, no como personaje del año, sino como autor de las palabras que definen a la pareja más influyente, que encabeza la lista de los cien (el príncipe Harry y Meghan Markle), y para los que el popular cocinero no ahorra elogios como que “sienten compasión por gente a la que no conocen y no se contentan con opinar, sino que corren hacia el combate”.