Roma.- Las autoridades italianas han requisado en todo el país decenas de tonelada de objetos pirotécnicos ilegales, como petardos o fuegos artificiales, en las vísperas de las celebraciones de Fin de Año, mientras las ciudades prohíben su uso.
La policía de Roma incautó este sábado seis toneladas de material pirotécnico sin las obligadas garantías para la seguridad pública en tres furgones y ha denunciado a un hombre de 57 años.
Ayer, la Guardia de Finanza (policía fiscal) ha llevado a cabo un total de 242 inspecciones en todo el territorio nacional y ha logrado retirar de las calles un total de 40 toneladas de fuegos artificiales ilegales y «peligrosos».
Asimismo, 149 personas han sido denunciadas por poseer y vender esta pirotecnia mientras que 13 han sido arrestadas, informó el cuerpo policial en un comunicado.
En Túrin (norte) también se requisó una tonelada y media de fuegos artificiales y se ha detenido a un hombre de 27 que llegaba incluso a publicitarlos por internet.
Con la llegada de las fiestas de Fin de Año, muchas ciudades italianas suelen prohibir el uso de petardos o juegos pirotécnicos por motivos de seguridad, pero también para proteger a las mascotas, muy sensibles a estos estallidos, así como el patrimonio cultural.
El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, ha firmado una ordenanza que lo prohíbe desde el 31 de diciembre hasta el 6 de enero pero, aunque esto se hace cada año, muchos romanos cada año ignoran esta disposición y lanzan sus cohetes desde las azotas de la ciudad.
Violar la ordenanza municipal en Roma puede suponer multas de entre 25 y 500 euros.
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Por contra, el ayuntamiento Milán, la gran ciudad del norte, este año no podrá prohibir la pirotecnia, ya que una reciente sentencia de un tribunal administrativo local se lo impide, pero ha llamado a sus vecinos a no disparar estos objetos por motivos de salud.
El consistorio ha explicado en un comunicado que «cada año en la noche entre el 31 d diciembre y el 1 de enero se registra un pico vertiginoso de partículas contaminantes en el aire» de la ciudad: «Los petardos pueden ser fascinantes pero son nocivos», alertó.
