Quito.- Las políticas de fomento del empleo digno para los jóvenes y las mujeres fueron este miércoles el eje de la quinta Conferencia Iberoamericana Ministerial de Trabajo, que reunió en Quito a ministros y delegados de los veintidós países que conforman este bloque, como parte de las reuniones preparatorias de la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en noviembre en Cuenca (Ecuador).
Entre los ministros asistentes a esta cita en la capital ecuatoriana estuvo por parte del país anfitrión la ministra de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, Gabriela Sommerfeld, y la ministra de Trabajo, Ivonne Núñez, mientras que entre el resto de participantes también estaba la ministra de Trabajo y Previsión Social de Guatemala, Miriam Roquel.
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En el acto inaugural de la conferencia, el secretario adjunto iberoamericano, el brasileño Marcos Vinícius Pinta, advirtió que la reunión se produce en un momento crítico para la región, porque «las personas en Iberoamérica afrontan especiales dificultades para acceder a empleos de calidad y mayores niveles de informalidad laboral, inactividad, desempleo y precariedad».
«Esto limita el ejercicio de sus derechos laborales y su acceso a sistemas de seguridad social y protección social, así como las posibilidades de desarrollarse personal y profesionalmente», ahondó Pinta sobre una situación que aún es más desafiante para sectores vulnerales como personas en pobreza, mujeres, personas discapacitadas, pueblos originarios y afrodescendientes.
Pinta recordó que, según las cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), América Latina cerró 2023 con un nivel de desempleo en torno al 6,3 %, lo que esconde al menos dos realidades que calificó de preocupantes.
«La recuperación del empleo se ha basado en trabajos informales, prácticamente la mitad de los trabajadores de la región se desempeñan en condiciones de informalidad, con toda la precariedad que eso implica, y la recuperación del empleo ha sido desigual. La tasa de ocupación de las mujeres (51 %) sigue siendo muy inferior a la de los hombres (74 %)», advirtió.
Desocupación juvenil es del 14,4 %
En ese sentido, el secretario adjunto iberoamericano incidió en que la desocupación de los jóvenes de Latinoamérica es del 14,4 %, más del doble que la tasa general, «y en algunos países se eleva al 30 %».
«Somos conscientes de que el crecimiento económico ha vuelto a los bajos niveles previos a la pandemia, y lo mismo ha ocurrido con los niveles de desempleo», lamentó Pinta.
«¿Cómo hacer frente al desempleo juvenil? A través de educación, política pública, inversión y crecimiento», anotó.
Pinta comentó que «se estima que disminuir los niveles de desempleo juvenil acercándolos a los de economías desarrolladas aumentaría la producción económica en cinco puntos porcentuales».
En ese sentido, abogó por terminar con la persistente desconexión en los sistemas educativos entre los contenidos curriculares y habilidades y conocimientos que el mercado laboral demanda e implementar mecanismos que faciliten la innovación curricular, la certificación de competencias y la recalificación de la mano de obra y la actualización de los conocimientos y destrezas.
Asimismo, apuntó que las proyecciones del Banco Mundial son que América Latina crecerá un 2,3 % en 2024 y un 2,5 % en 2025, «sin duda cifras insuficientes para acabar con el persistente desempleo juvenil que arrastra la región».
«Para mejorar esas cifras, América Latina necesita más inversiones estratégicas que permitan transformar sus estructuras de producción y de empleo», concluyó Pinta.
Erradicación de barreras
Por su parte, la canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, animó a los participantes a comprometerse en «el establecimiento de políticas públicas, creación de programas y proyectos destinados a mejorar la situación de los mercados laborales, garantizando el crecimiento económico inclusivo y el respeto de los derechos fundamentales».
«Los jóvenes con trabajo, con mejores oportunidades de vida, ya no serán reclutados por la delincuencia organizada transnacional ni víctimas de la violencia. Es esencial erradicar las barreras existentes, forjar entornos laborales que permitan una adecuada cobertura de seguridad social, que fomenten la diversidad, el respeto mutuo y el cierre de brechas salarias de género», enumeró Sommerfeld.
De su lado, la ministra ecuatoriana Núñez resaltó la importancia de valorar el papel que desempeñan las mujeres en el mercado laboral, así como el aumento de la fuerza laboral femenina, «que contribuye no sólo al desarrollo sino al fortalecimiento de sus hogares y familias».