Tras el sorprendente anuncio del presidente Joe Biden de retirarse de la carrera presidencial de 2024, el mandatario expresó su respaldo a la vicepresidenta Kamala Harris como la candidata demócrata para la Casa Blanca. Ante esto, el actual gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, emerge como un fuerte candidato a la vicepresidencia, apoyado por destacados demócratas y con un historial de victorias en un estado clave.
Asesor del Congreso convertido en representante estatal y fiscal general del estado, este hombre de 51 años y padre de cuatro hijos fue elegido gobernador en 2022. Cerca de dos años después, mantiene índices de aprobación históricamente altos, incluido un notable apoyo de los republicanos, y sus números superan dichos índices tanto para Harris como para la candidatura republicana de Donald Trump y JD Vance.
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En 2020, la declaración de victoria en Pensilvania confirmó la victoria electoral de Joe Biden sobre Trump. En 2024, el estado vuelve a ser uno de los campos de batalla presidenciales más importantes. El martes, Harris organizará su primer evento con su candidato a la vicepresidencia en Filadelfia, la ciudad más grande del estado: una medida que hizo poco para sofocar las especulaciones de que Shapiro será esa elección.
Algunos progresistas, sin embargo, están alarmados. Dirigiéndose a Harris en una carta abierta esta semana, alrededor de 50 líderes de grupos progresistas nacionales dijeron que la necesidad de «derrotar la amenaza Trump-Vance-Maga» significaba que los demócratas «simplemente no pueden permitirse ningún contratiempo» de aquí a noviembre. Seleccionar a Shapiro, dijeron, sería un gran contratiempo.
Aunque llamaron al gobernador «un miembro valioso de la coalición demócrata», los progresistas dijeron que como gobernador había «tomado demasiadas decisiones políticas controvertidas sobre temas como la elección de escuelas y el medio ambiente para ser la voz de consenso que nuestra nación necesita en este momento».
De hecho, Shapiro ha apoyado los vales escolares -en términos generales, utilizando dinero público para pagar la matrícula privada-, pero también ha dicho que la educación pública debería estar «totalmente financiada». Los grupos ambientalistas dicen que ha pasado de ser duro con el fracking como fiscal general a cortejar el petróleo y el gas como gobernador; Los portavoces de Shapiro lo niegan.