Washington.- El presidente de EE.UU., Joe Biden, quiere que el Congreso actúe para proteger el derecho al aborto en el país, especialmente a la luz de las señales de que la mayoría conservadora el Tribunal Supremo estadounidense planea limitarlo.
Así lo aseguró este jueves la portavoz de Biden y de la Casa Blanca, Jen Psaki, un día después de que los jueces conservadores del Supremo insinuaran en una audiencia que se inclinan a favor de restringir las circunstancias en las que es legal acceder al aborto en Estados Unidos.
«El presidente está comprometido a trabajar con el Congreso para blindar el derecho constitucional a un aborto seguro y legal», dijo Psaki en su rueda de prensa diaria.
En concreto, el mandatario quiere que el Senado apruebe un proyecto de ley que garantizaría el derecho al aborto en todo Estados Unidos por cualquier motivo durante las primeras 22 a 24 semanas de embarazo, y en caso de peligro para la madre a partir de ese punto de la gestación.
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La Cámara de Representantes estadounidense, de mayoría demócrata, ya validó en septiembre esa medida, conocida como Ley de Protección de la Salud de las Mujeres (WHPA, por sus siglas en inglés), pero ese texto enfrenta una notable oposición en el Senado, donde el partido de Biden solo controla la mitad de los escaños.
Actualmente, el aborto es legal en Estados Unidos por cualquier motivo hasta el momento de «viabilidad» del feto fuera del vientre materno, en torno a las 23 o 24 semanas de embarazo.
Esos son los parámetros que marcó la decisión del Supremo que legalizó el aborto en todo el país en 1973, llamada «Roe versus Wade» y que desde hace una década es uno de los principales caballos de batalla de los líderes de una veintena de estados conservadores.
En la audiencia de este miércoles, seis de los nueve jueces del Supremo, aquellos de tendencia conservadora, dieron indicaciones de que están a favor de respaldar una ley de Misisipi que prohibiría el aborto a partir de las 15 semanas en ese estado, donde solo queda una clínica que ofrece ese servicio.
Lo que no está claro todavía es si la decisión del Supremo, que no llegará probablemente hasta junio de 2022, supondrá el fin del precedente de 1973, algo que permitiría a cada estado regular el aborto a su antojo y que provocaría que la mitad conservadora del país prohibiera con toda seguridad esa práctica.
También es posible que los magistrados decidan acortar el límite en el que es legal abortar en el país, y pasar de las 24 semanas de gestación actuales a, por ejemplo, las 15 propuestas en la ley de Misisipi.
Psaki subrayó este jueves que Biden se opone a la legislación de Misisipi porque «viola drásticamente los derechos constitucionales de las mujeres a un aborto seguro y legal», y por eso su Gobierno testificó el miércoles ante el Supremo para instarle a tumbar esa ley, que todavía no ha entrado en vigor.