A partir de este 1 de enero, entra en vigor en Francia el decreto que prohíbe la venta de frutas y verduras empacadas en plástico si pesan menos de 1,5 kilos.
La medida, que fue aprobada en 2021, se adapta a la ley de lucha contra el desperdicio y la economía circular, conocida como ley AGEC.
Prevé además una aplicación gradual de esta para que, hasta el 2026, todas las frutas y verduras se vendan sin envases de plástico.
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Sin embargo, el decreto prevé que los distribuidores puedan seguir usando envoltorios durante al menos seis meses más, hasta que agoten existencias.
Además, permitirá algunas excepciones, como la venta de frutos rojos, ya que se estropean fácilmente cuando son vendidos al peso.
Frutas y verduras empacadas
El principal objetivo del empaque de alimentos es proteger los productos del daño mecánico y de la contaminación química y microbiana y del oxígeno, el vapor de agua y la luz, en algunos casos.
El tipo de empaque utilizado para este fin juega un papel importante en la vida del producto, brindando una barrera simple a la influencia de factores, tanto internos como externos.
La vida en estante de los alimentos procesados es también influenciada por la atmósfera que rodea al producto.
Para algunos el contenido bajo de oxígeno es benéfico, haciendo más lento, por ejemplo, el proceso de decoloración de la carne curada y la leche en polvo.
Además, previene el sabor rancio de las nueces y otros productos con altos contenidos de grasas.
Altos niveles de dióxido de carbono y bajos de oxígeno, pueden ocasionar problemas en productos frescos.
Conduciendo asimismo, a un metabolismo anaeróbico y pudriciones rápidas del producto.
En carnes, quesos y en algunas frutas y hortalizas, la presencia de dióxido de carbono puede presentar efectos benéficos.
Eliminando de esta manera, posibles contaminaciones con microbios.
Empacar vegetales y frutas frescas es uno de los pasos más importantes en el recorrido hasta el consumidor.