Miami.- El estadounidense Joe Hurston, un «piloto misionero» que ha llevado ayuda humanitaria a damnificados en 47 países, viajarás este sábado a Ucrania desde Florida con un propósito: entregar en los refugios y áreas más castigadas pequeñas pero muy eficaces unidades portátiles de purificadores de agua.
Puede parecer una iniciativa solidaria de corto alcance, escasa, frente al éxodo de millones de refugiados ucranianos que huyen de la invasión rusa hacia países vecinos. No es así. Primero, porque, como dice Hurston a Efe, «la primera necesidad que aparece en medio de un desastre de esta magnitud es la de agua potable».
Proveer de agua es una prioridad, «cuestión de vida o muerte en muchos casos», añade. Y estos purificadores de agua portátiles no solo cumplen con esa misión, sino que, lo más importante, cada pequeña unidad de apenas 25 libras (11 kilos) de peso abastece de agua limpia a un millar de personas por día.
Con solo los diez dispositivos que lleva y caben perfectamente en los armarios superiores de la cabina del avión en que volará a Varsovia (Polonia), más de 10.000 damnificados podrán beber agua potable al día.
Puedes salvar miles de vidas
«Es una máquina portátil muy pequeña, simple y fácil de instalar, muy eficiente e increíblemente poderosa como purificador de agua: 35.000 veces más poderosa que el cloro», apunta Hurston, muy conmocionado por esta tragedia que, cada día que pasa, siente más cercana.
«Es terrible, terrible. No hay justificación para bombardear y destruir un país (Ucrania) solo porque tú quieras ese país», dice con rabia en referencia al presidente de Rusia, Vladímir Putin, al que hace «único responsable» de la masacre perpetrada.
Pero su operativo solidario, prosigue, «no lleva balas y pistolas», un tipo de ayuda que no ve reprobable, sino la esperanza a «gente en extrema necesidad, en lugares muy vulnerables, y expuesta a que estalle un brote de cólera mortal.
Mi único objetivo, subraya esta suerte de misionero laico, es «llevar agua limpia y potable y salvar tantas vidas como sea posible» de refugiados y familias ucranianas.
Explica que en escenarios de desastres naturales como terremotos o en guerras las tuberías y conductos de agua potable suelen sufrir graves daños, por lo que el agua limpia se mezcla con desechos y así aumenta la posibilidad de contraer enfermedades.