Uruguay.- La recuperación del turismo pospandemia debe contar con «diversidad e inclusión» para «volver con toda su fuerza». Ese es el pensamiento de Clovis Casemiro, coordinador en Brasil de IGLTA, Asociación Internacional de Viajes LGBTQ+ fundada en 1983 e integrada en la OMT.
El experto visitó Uruguay con motivo de la celebración, esta semana, de la 67ª reunión de la Comisión Regional de la Organización Mundial del Turismo (OMT) para las Américas, en la que tanto el sector público como el privado coincidieron en la necesidad de un retorno a la actividad con el foco puesto en la seguridad del viajero.
Más allá de su trabajo por la comunidad LGBTQ+, Casemiro comenta en una entrevista con la Agencia EFE que «el turismo necesita mirar mejor la inclusión y la diversidad», que no solo se refiere a ese colectivo, sino a «los negros, las personas de 60+ o las personas discapacitadas».
«El mensaje es poner en la mesa de la OMT los temas de diversidad e inclusión y fortalecer este tema en todos los países», indica el brasileño, quien dice que solo así el turismo «puede volver con toda su fuerza».
El representante de IGLTA en Brasil recuerda que su participación en estos foros nada tiene que ver con «proteger a la comunidad», sino con «hacer negocio», y es que no hay que olvidar que, según datos del World Travel & Tourism Council, el sector LGTBQ+ gasta más de 195 mil millones de dólares al año.
«Somos una asociación con foco en este negocio y ahora estamos hablando también con consumidores porque ahora LGBT está cada vez más fuera del armario y busca su identidad propia. Cuando yo empecé, hace 20 años, la comunidad no se presentaba, no decía ‘este es mi marido, esta es mi esposa’. Ahora es muy distinto», argumenta el experto de la red líder mundial de empresas de turismo ‘gay friendly’.
En base a esta idea, comenta entre bromas que, al igual que en los establecimientos destinados al nicho de pesca o de golf están preparados para resolver dudas específicas de sus clientes, en el caso del turismo LGTBQ+ «las agencias de turismo tienen que conocer esto y saber cómo tratar a este cliente».
Casemiro resalta que en América Latina hay países muy bien posicionados para este tipo de clientes, como Brasil, Argentina y Uruguay, a los que recientemente se unieron Colombia y Ecuador y más lentamente Chile y Perú.
«Paraguay, Venezuela y Bolivia son los tres países con los que todavía necesitamos hablar un poco más», apunta al tiempo que recuerda que se trata de charlar «de turismo, de negocio, de placer y de plata para los destinos» como argumento para convencer a los más escépticos.
Frente a los 60 países del mundo donde las personas LGTBQ+ pueden ser encarceladas o condenadas a muerte por su condición sexual, Casemiro enarbola la bandera de las buenas prácticas turísticas de otras naciones, como Estados Unidos, donde «ya hay empresas especializadas en familias LGBT para viajar».
A la imagen colorista de las manifestaciones del Orgullo Gay en todo el mundo o a la idea estandarizada de que el viajero LGBT es hombre de mediana edad y con alto poder adquisitivo, se suma la realidad de «que un niño que tiene dos madres o dos padres pueda entender que existen otros niños en la misma situación», por lo que, dice el experto, hay empresas que cierran ‘resorts’ o cruceros para vivir esa experiencia.
La ILGTA, organización con presencia en 80 países, celebrará en octubre próximo su convención anual en Milán (Italia), al tiempo que su fundación trabaja en países «donde aún hay más dificultades para hacer negocios, como algunos de África y Oriente» y con grupos con necesidades específicas, como los transgénero.
«Es tan complejo, comprender, entender… Desde la asociación estamos mostrando a las empresas cómo pueden trabajar, cómo pueden incrementar sus negocios», asevera el brasileño, quien concluye que la pandemia ha despertado «un sentimiento de fraternidad» y, por tanto, «de entender mejor y escuchar más», por lo que, opina, el sector LGBTQ+ puede tener más oportunidades.