Madrid.– El rey emérito Juan Carlos de España se reencontró este lunes con su hijo, Felipe VI, en medio de gran expectación y con polémica política, 22 meses después de que decidiera establecerse en Abu Dabi por el revuelo causado al saberse de sus negocios supuestamente irregulares en el extranjero.
El monarca emérito, de 84 años, se reunió también hoy con su esposa, la reina Sofía, y otros familiares en el Palacio de la Zarzuela de Madrid, residencia oficial del rey Felipe VI, sin que trascendieran detalles del encuentro.
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De esta manera terminó su visita privada a España de apenas cinco días, la primera desde que saliera del país, el 3 de agosto de 2020, y que ha suscitado controversia y gran interés mediático.
El Gobierno español reprochó este lunes a Juan Carlos I que culmine este primer viaje a España después de casi dos años sin haber dado explicaciones sobre sus actos “nada éticos ni ejemplares” y por no haber sido “más cuidadoso” durante los días en que ha estado de regatas.
Las primeras jornadas, de amplia repercusión pública, las pasó en la localidad turística de Sanxenxo (noroeste español) para participar en una de esas competiciones, a las que es muy aficionado, y donde fue aclamado al grito de «¡Viva el rey» varias veces por grupos de simpatizantes en diferentes lugares.
También hoy, medio centenar de personas con banderas de España lo recibieron con vítores junto al acceso principal del recinto de la Zarzuela con muestras de cariño, a lo que respondía saludando con la mano y con una sonrisa.
Aunque la casa real no lo precisó, al tratarse de «un encuentro familiar en el ámbito privado» (no oficial), todo indica que estuvieron la esposa de Felipe VI, la reina Letizia, y su hija la infanta Sofía.
Igualmente, la infanta Elena y Margarita de Borbón, hija y hermana del rey Juan Carlos, respectivamente. Leonor, la princesa de Asturias, se encuentra en Gales estudiando el bachillerato.
MALESTAR DEL GOBIERNO
Está previsto que el rey emérito regrese a Emiratos Árabes Unidos hoy mismo en el avión privado que lo trajo a España, puesto que el Gobierno y la casa real española no aceptan que duerma en el palacio, que fue su residencia durante 57 años.
Según informaciones de prensa, la presencia de Juan Carlos I en España y la atención que ha causado su estancia en la opinión pública y medios de comunicación ha provocado cierto grado de incomonidad en su hijo y actual monarca, Felipe VI.
La ministra portavoz del Gobierno español, la socialista Isabel Rodríguez, lamentó este lunes que el rey Juan Carlos haya perdido la oportunidad, en su regreso a España, de pedir perdón y dar explicaciones públicas de sus acciones y recalcó que, con esta actitud, solo daña su propia imagen.
“¿Explicaciones, de qué?”, había respondió el anterior jefe del Estado ayer, domingo, al ser preguntado por los medios en Sanxenxo si pensaba darlas, en alusión a los casos por los que fue investigado y las regularizaciones fiscales que ha afrontado en España.
La Fiscalía española archivó este año las tres investigaciones que le había abierto por supuestas comisiones millonarias por las obras del tren de alta velocidad de La Meca (Arabia Saudí), por un caso de presuntas donaciones no declaradas al fisco y otro de posible ocultación de fondos en paraísos fiscales.
Las archivó al haber prescrito los hechos o haber sucedido antes de 2014 cuando Juan Carlos I estaba protegido por la inviolabilidad como jefe del Estado.
El rey emérito efectuó dos regularizaciones tributarias en España por 5,3 millones de euros (5,6 millones de dólares) por dinero donado por amigos para sus gastos personales.
IZQUIERDA Y DERECHA, DIVIDIDAS
El partido izquierdista Podemos, que gobierna en coalición con los socialistas, demandó hoy a Felipe VI que dé las explicaciones que no ha dado su padre; al que acusó de «humillar» a los españoles y a la democracia, «hacer ostentación de la impunidad» y jactarse de ello.
«El horizonte republicano es la única salida», indicó la ministra de Podemos Ione Belarra en Twuitter.
Por el contrario, los conservadores acusaron al Ejecutivo, que preside el socialista Pedro Sánchez, de «desprestigiar» la Jefatura del Estado mientras la extrema reprochó el «ataque político directo» contra de la monarquía por parte de los críticos con el rey emérito.