Bruselas.- La presencia de los pesticidas más tóxicos en la fruta cultivada en la Unión Europea, especialmente en moras, melocotones, fresas y cerezas, se ha disparado en los últimos años según un informe de la red Pesticides Action Network (Red de Acción sobre Pesticidas, PAN Europe) publicado este martes.
El estudio, que ha analizado 97.170 muestras de variedades de fruta cultivada en la UE, desvela que en nueve años (entre 2011 y 2019) se ha producido un aumento del 53 % de las muestras contaminadas por los pesticidas más tóxicos.
FRUTAS Y HORTALIZAS MÁS CONTAMINADAS
Casi una de cada tres muestras de fruta (29%) tenía residuos de esos plaguicidas en 2019, último año analizado.
En el periodo de nueve años, las frutas más contaminadas fueron las moras (51 % de las muestras), los melocotones (45%), las fresas (38%), las cerezas (35%) y los albaricoques (35%).
En particular, esos plaguicidas presentes en la mitad de las muestras de cerezas, un 152% más en comparación con 2011.
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Además, un tercio (34%) de todas las manzanas se encontraban contaminadas, lo que supone un aumento del 117%, mientras que alrededor de la mitad de las peras y la mitad de los melocotones presentabas trazas de pesticidas tóxicos, con un aumento del 103% y el 52% respectivamente, según el informe.
Por otra parte, el estudio revela que la contaminación por esa categoría de plaguicidas en las hortalizas es del 13%, menor que en la fruta porque esos cultivos son menos propensos a los insectos y las enfermedades.
No obstante, la presencia de pesticidas en hortalizas ha registrado un aumento del 19% con respecto a 2011.
Las hortalizas más contaminadas son el apio, con la mitad (54%) de las muestras contaminadas, seguido del nabo con un 45% y en tercer lugar la col rizada (31%).
Los países donde se detectaron más muestras contaminadas fueron Bélgica (34% de muestras), Irlanda (26%), Francia (22%), Italia (21 %) y Alemania (20%).
Aunque España no aparece destacada en el informe, es uno de los países de la UE que menos muestras de alimentos analiza para detectar la presencia de residuos de pesticidas, explica Koldo Hernández, de Ecologistas en Acción, en conversación telefónica.
Hernández alude a otro informe de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (ASEAN), según el cual España se situaba en 2019 en el penúltimo lugar de la clasificación europea a la hora de llevar a cabo análisis, con 4,7 muestras de alimentos por cada 100.000 habitantes, mientras la media europea asciende al 18,6.
Salomé Roynel, de la organización PAN, explicó por su parte que los consumidores europeos se encuentran en una situación complicada: por un lado, se les anima a comer fruta fresca y por otro se les ofrecen productos contaminados con los residuos de pesticidas más tóxicos, con el consiguiente impacto que su consumo puede tener para la salud, denunció.
«Instamos a las personas a comprar fruta orgánica (…) porque los riesgos son muy reducidos o nulos», indicó la experta, que recordó que lavar bien la fruta también ayuda a eliminar la contaminación.
El estudio «contradice las afirmaciones de la Comisión Europea, que afirma que los agricultores están utilizando menos pesticidas relacionados con el cáncer y otras enfermedades graves», señaló la organización responsable del estudio.
Fuentes comunitarias indicaron a Efe que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publica un informe anual sobre residuos de pesticidas en productos alimenticios que «es generalmente reconocido como el informe más completo sobre este tema».
«Durante muchos años, el informe ha demostrado que el 98 % de las muestras recogidas cumplen la legislación de la UE», añadieron las fuentes.
La organización Pesticides Action Network subrayó que esta es la primera vez que se hace un estudio de los datos facilitados por los gobiernos nacionales durante un periodo de tiempo gracias a un análisis de tendencias.
La Red de Acción sobre Pesticidas concluye que pese a que los Estados miembros se han comprometido a eliminar progresivamente ciertos agentes tóxicos utilizados como plaguicidas y sustituirlos por otros, el estudio de demuestra que su uso no está desapareciendo sino todo lo contrario.