Nueva York se encuentra sumida en una crisis migratoria sin precedentes, lo que ha llevado al alcalde Eric Adams a tomar una polémica medida para lidiar con la afluencia masiva de inmigrantes.
Ante la falta de espacio y la sobrecarga de servicios, el alcalde anunció que se repartirán folletos en la frontera estadounidense con México, instando a los migrantes a buscar destinos alternativos.
Desde abril del año pasado, más de 90 mil inmigrantes, en su mayoría provenientes de Centroamérica y Sudamérica, han llegado a la ciudad de Nueva York, poniendo a prueba la capacidad de la ciudad para atender a tantos solicitantes de asilo. Esta situación se ha visto agravada por el traslado de migrantes a zonas gobernadas por los demócratas, como parte de la protesta de estados liderados por republicanos, en contra de las políticas de inmigración del presidente Joe Biden.
En una rueda de prensa, Eric Adams expresó su preocupación por la situación, declarando que «nuestra taza se llenó. No tenemos más espacio en la ciudad». Para abordar esta crisis, el alcalde ha anunciado que se entregarán folletos en inglés y español a los solicitantes de asilo, advirtiéndoles sobre los desafíos que enfrentarán al establecerse en Nueva York.
El folleto señala que la vivienda en la ciudad es «muy cara» y que el costo de vida, incluyendo alimentación, transporte y otras necesidades, «es el más alto de Estados Unidos». También se hace hincapié en que no hay garantía de que la ciudad pueda proporcionar refugio y servicios a todos los recién llegados. El objetivo de esta medida es disuadir a los migrantes de instalarse en Nueva York y alentarlos a considerar otras opciones en su búsqueda de una nueva vida en Estados Unidos.
Además, se anunció que los migrantes adultos solteros tendrán que volver a solicitar refugio después de 60 días, con el fin de liberar espacio para familias con niños. La ciudad se compromete a ayudar a los migrantes a encontrar alojamientos alternativos, ya sea con amigos, familiares o mediante redes de asistencia.
La decisión del alcalde Adams ha sido objeto de críticas por parte de grupos defensores de los derechos civiles, como la rama neoyorquina de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU). Acusan al alcalde de violar las leyes sobre el derecho a la vivienda, que obligan a la ciudad a proporcionar alojamiento a quienes lo necesiten. El contralor municipal Brad Lander afirmó que este plan es «cruel» e «ilegal», y que socava el papel histórico de Nueva York como un faro de esperanza, simbolizado por la Estatua de la Libertad.
La ciudad de Nueva York, que alguna vez fue conocida como un santuario para los migrantes, ahora enfrenta una encrucijada entre la compasión y la realidad de sus limitados recursos. Con la controversia en aumento, el destino de miles de migrantes y el futuro de la ciudad como símbolo de acogida están en juego.