París- La Federación Francesa de Fútbol (FFF) se defiende este sábado del silencio que le reprochan algunas ONG sobre la situación de los derechos humanos en Catar en vísperas del Mundial, y hace notar que la organización allí de esta competición ha supuesto «avances sociales».
En un comunicado, la FFF afirma que ni la institución ni la selección francesa han esperado a la celebración de este Mundial de Catar para defender «a su nivel los derechos humanos, así como otras causas esenciales».
«Participar no significa cerrar los ojos y respaldar», subraya un día después de que Amnistía Internacional le hubiera recriminado su «silencio ensordecedor» por los «miles de trabajadores migrantes muertos en las obras cataríes y los otros miles sometidos al trabajo forzado».
La ONG hacía notar el contraste entre los franceses y, en particular, la selección danesa a la que se enfrentan este domingo en la Liga de Naciones, cuyos patrocinadores han decidido sustituir sus logotipos en las camisetas de los jugadores por un mensaje en favor de los derechos humanos en Catar.
Un gesto similar al que han hecho también Noruega, Bélgica, Países Bajos, Alemania o Inglaterra.
La FFF se queja de una «campaña de estigmatización» en su contra y alega en su defensa que ha tomado medidas para verificar que se cumplen los derechos sociales y laborales en el campamento base que tendrá su selección en Catar.
Sobre todo, señala que «la organización de este Mundial, en cualquier caso ha permitido avances sociales en Catar, como lo reconocen algunas ONG, incluida Amnistía Internacional».
«Aunque la realidad sobre el terreno no es perfecta -añade-, esos progresos son innegables y positivos».
El debate sobre la oportunidad de medidas de boicot a Catar está cobrando una nueva dimensión en Francia en las últimas semanas, con la intervención de responsables políticos como el anterior presidente, François Hollande, que dijo que si siguiera en el puesto no iría a Catar.
Hollande subrayó que no pide un boicot por parte de los jugadores, con los que mostró una gran comprensión por la situación difícil en la que están, sobre todo los del París Saint Germain (PSG), un club propiedad del fondo soberano de Catar.
