El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se mantiene en silencio, sin decir si acepta o no la derrota electoral, más de 12 horas después de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) declarara como vencedor al expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en el balotaje del domingo.
Como manda la tradición en Brasil, el candidato derrotado suele llamar al vencedor para felicitarle la misma noche de las elecciones, pero en el caso del mandatario ultraderechista no ha sido así.
Mientras Lula protagonizaba una multitudinaria celebración en la Avenida Paulista de Sao Paulo, la arteria principal de la capital económica de Brasil, Bolsonaro se encerraba en el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial en Brasilia, sin hacer ningún tipo de manifestación.
Según la prensa local, hacia las 22.00 horas de la noche las luces de la residencia se apagaron, sin que Bolsonaro hubiese hablado con ninguno de sus ministros. En su blog, la periodista Andréia Sadi cita a personas próximas de Bolsonaro que dijeron que al intentar hablar con el presidente fueron informados de que se había ido a dormir.