Notal de Prensa
ATLANTA .— Los Bravos de Atlanta, un equipo ya profundamente afectado por una serie de lesiones, ha recibido un nuevo golpe devastador. El tercera base Austin Riley estará fuera de juego entre seis y ocho semanas después de sufrir una fractura en su mano derecha. El anuncio se hizo oficial este lunes, confirmando que Riley se perderá el resto de la temporada regular y posiblemente los playoffs, si es que los Bravos logran clasificar.
La lesión ocurrió durante el partido del pasado martes contra los Angelinos de Los Ángeles, cuando Riley fue impactado por una recta de 97 mph lanzada por Jack Kochanowicz en la primera entrada del encuentro, que terminó con una victoria de Atlanta por 3-1. Una resonancia magnética posterior confirmó la gravedad de la lesión.
Este es el segundo revés importante para Riley en la temporada. El jugador, quien acumula 19 cuadrangulares y 56 carreras remolcadas en 110 juegos, ya había estado fuera de acción durante dos semanas en mayo debido a una distensión muscular.
La baja de Riley se suma a una larga lista de lesiones que han afectado a jugadores clave de los Bravos. El equipo ya ha perdido al MVP de la Liga Nacional, Ronald Acuña Jr., y al estelar lanzador Spencer Strider, cuyas lesiones también han puesto fin a sus temporadas. Otros jugadores esenciales, como el segunda base Ozzie Albies, el jardinero central Michael Harris, y el receptor Sean Murphy, también han estado fuera por períodos prolongados.
Los Bravos, que han ganado seis títulos divisionales consecutivos, enfrentan ahora una situación crítica. Actualmente, se encuentran a dos juegos de ventaja sobre los Mets de Nueva York en la lucha por el último puesto del comodín, pero están siete juegos detrás de los Filis de Filadelfia, líderes de la división Este de la Liga Nacional. La serie de tres juegos contra los Filis, que inicia este martes, será crucial para las aspiraciones de postemporada del equipo.
Con la racha de campeonatos divisionales en riesgo y un camino incierto hacia los playoffs, la baja de Riley representa un duro golpe para las esperanzas de los Bravos de continuar su dominio en la Liga Nacional.
