Al comienzo de la desnutrición, explica el experto, el cuerpo utiliza sus reservas de glucógeno, “el almacén de glucosa del organismo”, seguido por la grasa almacenada.
REDACCIÓN INTERNACIONAL.– La desnutrición comienza cuando el organismo no recibe suficientes nutrientes para funcionar bien. Si la afección persiste y no se trata, el músculo se descompone para conseguir energía y se deterioran las funciones básicas. Ocho son las semanas que, aproximadamente, el cuerpo humano puede estar sin comer antes de un desenlace fatal.
Esas ocho semanas que el cuerpo puede aguantar sin comer antes de la muerte pueden variar en función de la reserva y el músculo de la persona. Sin embargo, sin beber agua, la supervivencia es mucho más corta, tal y como explica José Pablo Suárez Llanos, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
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“Sin beber agua, la supervivencia es mucho más corta, generalmente solo entre 3 y 5 días, ya que el cuerpo humano está compuesto en su mayoría por agua y la deshidratación puede llevar rápidamente a fallos orgánicos y la muerte”, afirma Suárez Llanos.
Los primeros afectados cuando el cuerpo deja de comer
Según el último informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y nutrición en el mundo, elaborado por organismos de Naciones Unidas, 733 millones de personas sufren hambre en el mundo, lo que representa el 9,1 % de la población mundial. Desde 2019, el número de personas que padecen hambre ha aumentado en 152 millones.
Al comienzo de la desnutrición, explica el experto, el cuerpo utiliza sus reservas de glucógeno, “el almacén de glucosa del organismo”, seguido por la grasa almacenada.
Si la desnutrición persiste, el cuerpo comienza a descomponer el músculo para obtener energía, lo que conlleva una pérdida de masa muscular, debilidad y deterioro de las funciones corporales básicas.
El sistema digestivo y el inmune son los primeros afectados.
Por un lado, “la falta de nutrientes reduce la capacidad del cuerpo para absorber y digerir los alimentos adecuadamente y debilita el sistema inmune, haciéndolo más susceptible a infecciones”.
A largo plazo, prosigue el miembro de la SEEN, órganos vitales como el corazón, los riñones o el hígado pueden verse “gravemente afectados”.
Y los primeros síntomas de la desnutrición pueden sentirse a los pocos días: fatiga, irritabilidad y dificultad para concentrarse.
La recuperación
La recuperación de un proceso de desnutrición tiene que ser “gradual y supervisada por profesionales, prosigue Suárez Llanos. Lo recomendable es comenzar con alimentos fáciles de digerir y ricos en nutrientes.
Sopas, caldos y purés de frutas y verduras son los alimentos recomendados.
A medida que el cuerpo se recupera, pueden introducirse ya proteínas magras, así como otros alimentos y suplementos “para corregir deficiencias”. Se pueden introducir proteínas magras, y otros alimentos y suplementos para corregir deficiencias.
“Es crucial vigilar el síndrome de realimentación, una condición potencialmente mortal que puede ocurrir cuando se reintroducen alimentos demasiado rápido en personas desnutridas, causando desequilibrios electrolíticos severos”, advierte el experto.
Las secuelas
La desnutrición puede causar secuelas a largo plazo. La debilidad muscular crónica, osteoporosis, enfermedades cardíacas y problemas de salud mental como depresión y ansiedad son algunas de ellas.
“La recuperación total puede ser difícil y algunos daños pueden ser permanentes, dependiendo de la duración y severidad de la desnutrición”, asevera Suárez Llanos.
Si la desnutrición no se trata y el cuerpo sigue sin comer, el resultado es la muerte.
Morir por inanición
El fallecimiento por inanición ocurre sucede cuando el cuerpo agota todas sus reservas de energía y nutrientes, y los órganos vitales comienzan a fallar, prosigue el experto de la SEEN.
Las causas comunes de muerte en los casos de inanición prolongada son la deshidratación, las infecciones severas debido a un sistema inmunológico comprometido y fallos cardíacos.