Madrid – El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, declaró este martes ante el juez que la futbolista Jenni Hermoso le dio su consentimiento para el beso que le dio durante la ceremonia de entrega de premios tras la final del Mundial Femenino 2023. Rubiales está acusado de agresión sexual y coacción en un caso que ha generado gran controversia en España.
Te puede interesar: Rafael Nadal, homenajeado en el Comité Olímpico Español: «No he vuelto a coger una raqueta»
“Le pregunté si le podía dar un besito y me dijo: ‘Vale’”, afirmó Rubiales en su declaración ante el tribunal. Según su testimonio, tras recibir la aprobación de Hermoso, le sujetó la cabeza con las manos y le dio el beso. «Fue como darle un abrazo. Totalmente seguro de que dio su aprobación», aseguró el exdirigente.
Hermoso, quien declaró la semana pasada, reiteró que no consintió el beso. La jugadora afirmó que se sintió irrespetada y que el incidente empañó uno de los momentos más felices de su carrera. En sus testimonios, Hermoso y sus compañeras de selección aseguraron que fue presionada para minimizar lo ocurrido.
Durante la sesión de este martes, un experto en lectura de labios testificó que Rubiales le preguntó a Hermoso: “¿Te puedo dar un besito?”. Además, se presentaron audios y videos en los que la futbolista hablaba del beso poco después de la final.
Rubiales también afirmó en el juicio que en ningún momento pidió a nadie que presionara a Hermoso para que minimizara el beso. Sin embargo, la fiscalía y la asociación de jugadores de España buscan una condena de dos años y medio de prisión para el exdirigente, además de una multa de 50.000 euros y la prohibición de ejercer como funcionario deportivo. Para los otros tres acusados en el caso, el exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector deportivo Albert Luque y el exjefe de marketing Rubén Rivera, se solicita una pena de un año y medio de cárcel por coacción.
El escándalo ha generado un profundo debate en la sociedad española sobre el sexismo en el deporte. Rubiales, quien renunció a su cargo tres semanas después del incidente, ha mantenido que es víctima de una «cacería de brujas».
El juicio continuará el miércoles con la declaración de los otros tres acusados.
