lunes, diciembre 2, 2024

Dormir más durante el fin de semana podría ayudar a recuperar el sueño perdido, según expertos

La mayoría de la gente no duerme lo suficiente, afirman los especialistas, y los problemas que se derivan son evidentes, y potencialmente graves. “Absentismo, ‘presentismo’ -la gente se presenta al trabajo muy cansada-, accidentes automovilísticos, errores médicos”, afirmó en diálogo con The Harvard Gazette Elizabeth Klerman, experta en sueño del Hospital General de Massachusetts y profesora de neurología de la Facultad de Medicina de Harvard.

“Hay efectos adversos en el estado de ánimo, trastornos psiquiátricos, trastornos cardiovasculares, aumento de la obesidad, probablemente cáncer, sin duda demencia y enfermedades neurológicas”. “La memoria, la función cognitiva”, añadió Till Roenneberg, profesor de cronobiología de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich y antiguo investigador asociado de Harvard.

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La ayuda médica puede ser necesaria en los casos más crónicos y extremos derivados de un trastorno del sueño. Pero para aquellos cuyos problemas se derivan de largas horas de trabajo, obligaciones familiares o simplemente de leer, escuchar o ver películas hasta demasiado tarde, existen soluciones más sencillas que implican una mejor regulación de los hábitos de sueño y aprovechar las oportunidades para recuperar un poco el sueño los fines de semana, por ejemplo. Pero, como suele ocurrir con muchos problemas de comportamiento, el primer paso es reconocer el problema.

Estudios

Numerosos estudios han demostrado que la mayoría de nosotros no dormimos lo suficiente para estar descansados y que una privación prolongada acarrea importantes males para la salud. Pero aunque la mayoría de nosotros comprendemos que un descanso adecuado es un factor importante para la salud personal, seguimos tratando una buena noche de sueño como un lujo -incluso una rareza-, conformándonos en cambio con lo que nos hemos convencido de que es suficiente para “arreglárnoslas”.

Pero probablemente no sea así, según Klerman. Lo más probable es que estemos cansados a pesar de lo que nos digamos a nosotros mismos. Klerman y Roenneberg sostienen que la mejor estrategia es descansar lo suficiente cada noche, pero para quienes trabajan habitualmente durante largas jornadas, salen por la noche y hacen malabarismos con la familia y otras obligaciones, los fines de semana pueden ofrecer un importante respiro, un oasis de sueño hacia el que arrastrarse.

Aunque recuperar el sueño perdido no es un ejercicio matemático, Roenneberg asegura que dormir hasta tarde un par de mañanas puede ser, no obstante, una forma importante de hacer mella en la deuda de sueño. Y Klerman está segura de que la deuda existe.

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Hace varios años, realizó un estudio en el Brigham and Women’s Hospital que puso de manifiesto que, aunque durmamos lo suficiente para estar razonablemente alerta en el trabajo y no dejar pasar cosas importantes en casa, seguimos sin estar bien descansados.

El sueño

Klerman y sus colegas encuestaron a los sujetos sobre sus hábitos de sueño y sus creencias acerca de cuánto sueño necesitan. A continuación, durmieron esa cantidad cada noche durante la semana anterior a ir al laboratorio.

El primer día, se les dio la oportunidad de dormir la siesta cinco veces durante el día en lo que se denomina “prueba de latencia múltiple del sueño”, en la que cada sujeto disponía de 20 minutos para conciliar el sueño.

Casi todos los participantes se durmieron siempre, y los que afirmaban necesitar menos sueño eran los que más rápido echaban una cabezada. “Algunos se durmieron antes de que el técnico saliera de la habitación”, explicó Klerman.

“El técnico dice: ‘Intenta dormirte’, sale de la habitación y, cuando mira la pantalla, los participantes ya están dormidos. Afirman que duermen lo suficiente, pero si duermen lo suficiente, no deberían dormirse tan rápido durante el día”.

A continuación, el equipo de investigación dio a los sujetos 16 horas de “oportunidad de dormir” al día: 12 horas por la noche y una siesta de 4 horas. Esta “oportunidad” significaba estar en la cama, con las luces apagadas, sin libros, sin teléfono, sin salir de la cama. La primera noche, los participantes, supuestamente descansados, durmieron una media de 12 horas y media. La segunda noche durmieron unas 11 horas.

Fuente: Agencias

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