Islamabad.– Dos hermanos de diez y dos años se separaron en 1947 durante la dramática partición del subcontinente indio, quedando uno en la India y el otro en Pakistán, hasta que 74 años después, una campaña online logró que se volvieran a encontrar.
Ahora los ancianos Muhammed Siddique y su hermano menor Muhammed Habib esperan que un visado permita la ansiada reunificación final.
«Ya basta de lágrimas, por fin estamos juntos de nuevo», le dijo Habib a su hermano mayor, que lloraba mientras se fundían en un abrazo en la provincia de Punjab, en el norte de Pakistán, sin tener la certeza de si, tras ese reencuentro, podrían reunirse de nuevo.
74 AÑOS DE ESPERA
Su historia se remonta a agosto de 1947, cuando tras 300 años de presencia en el subcontinente indio, los británicos abandonaban partida en dos «la joya de la Corona»: por un lado la India, de mayoría hindú, y por otro Pakistán, nación musulmana que sería dividida a su vez en la parte Oeste y Este, futuro Bangladesh.
Millones de hindúes, sijs y musulmanes que se habían quedado en el lado equivocado durante la partición iniciarían entonces una de las mayores migraciones de la historia hacia el otro lado de la frontera, un camino marcado por la sangre de cerca de un millón de muertos masacrados por las comunidades mayoritarias de cada región.
Entre el caos de las matanzas y el asesinato de su padre, los hermanos se separaron, y mientras Siddique huyó en un convoy con su hermana de cuatro años hacia Pakistán, su hermano menor Habid permaneció en la India con su madre, con la que estaba de viaje.
Ninguno de los hermanos volvería a saber del otro hasta 2019, cuando apareció en escena el canal de Youtube paquistaní Punjabi Lehar, que se creó para ayudar a reunificar a personas que se separaron durante la partición del subcontinente indio.
Nasir Dhillon, que dirige el canal con más de 544.000 suscriptores y que ha ayudado a reunir a más de 200 familiares y amigos de los dos lados de la frontera, subió un vídeo de Siddique hace dos años y al poco tiempo un médico canadiense le informó que el hermano estaba vivo y residía en el Punjab indio.
Desde ese momento, «los hermanos comenzaron a hablar todos los días durante horas a través de videollamadas de WhatsApp», hasta que este mes pudo producirse al fin el reencuentro, dijo a Efe Dhillon.
El lugar elegido fue Kartarpur, una zona del Punjab paquistaní por la que se abre un corredor de 4,7 km de largo que, desde noviembre de 2019, permite a los devotos de la India visitar durante el día el santuario sij de Darbar Sahib sin necesidad de visado.
«Ese fue el día más feliz de mi vida, cuando me reencontré con mi hermano después de 74 años», relató a Efe por teléfono Siddique, que ahora tiene 84 años y reside en un pueblo en el norte de Pakistán.
La vida de ambos nunca fue fácil. La madre se suicidó saltando a un canal, afectada por el asesinato de su marido y la pérdida de su hijo mayor y su hija, de los que nunca más volvió a saber nada. La hermana falleció también pocos años después de la partición.
Habib no se casó y vivió con una familia sij en el estado indio de Punjab, mientras que Siddique fue criado por un tío suyo al otro lado de la frontera.
Tras el reencuentro, «cuando mi hermano se iba, me recordó el momento en que nos separamos hace 74 años», lamentó el hermano mayor, que no sabe cuándo volverán a reunirse de nuevo.
PROBLEMAS DE VISADO
Desde aquel encuentro, Siddique no ha dejado de insistir a las autoridades paquistaníes para que emitan un visado de larga duración para que él y su hermano puedan vivir juntos el resto de sus vidas.
«Hago un llamamiento (al primer ministro paquistaní) Imran Khan para que emita un visado a mi hermano para que podamos pasar el resto de nuestras vidas juntos», suplicó Siddique, que solo desea volver a ver a su hermano antes de morir.
Un diplomático del Ministerio de Exteriores de Pakistán, que prefirió mantener el anonimato, explicó a Efe que la solicitud del visado deberá revisarse antes de tomar una decisión.
Pero ese proceso puede tardar meses, o incluso años, debido a la tensa relación entre la India y Pakistán, que poseen una política de visados muy estricta para los ciudadanos que desean visitar el país vecino, lo que podría dificultar el reencuentro de los hermanos.
Siddique no pierde la esperanza.
«Una frontera puede dividir a un país, pero no puede deshacer las relaciones de sangre que tenemos al otro lado de la frontera», concluyó.