Recientemente, un funcionario público del sector salud y destacado ex panelista de un programa de renombre fue reconocido como «el benefactor de la salud neonatal».
Ese título le queda como anillo al dedo. No por lo de neonatal, sino por lo de benefactor, ya que a ese mismo señor se le ocurrió la brillante idea de prohibir las fiestas navideñas a sus empleados públicos. Una medida populista que habría hecho llorar de orgullo y felicidad al dictador Nicolás Maduro.
Gracias a Dios que el sensato presidente Luis Abinader desmintió ese «gracioso huevo» de aquel incumbente durante La Semanal y, por el contrario, pidió que se celebre (con moderación), que coman mucho y que también engorden.
¡Ahora sí se sienten los aires navideños!