San Antonio.- Tras un sorpresivo arresto en un aeropuerto a las afueras de El Paso (Texas), el cofundador del cartel de Sinaloa, Ismael ‘el Mayo’ Zambada y Joaquín Guzmán, uno de los hijos de Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán tomaron caminos separados este viernes.
Zambada, uno de los narcotraficantes más poderosos de México, continúa bajo custodia de las autoridades estadounidenses en El Paso y se declaró esta mañana no culpable de los delitos de narcotráfico y lavado de dinero que le imputa la justicia federal en Texas.
El caso en el estado sureño, sin embargo, es uno de a los cuatro procesos abiertos que el ‘Mayo’ tiene en EE.UU. y no está claro si será juzgado allí o en otra jurisdicción.
En Texas, la fiscalía lo señala por más de una treintena de delitos cometidos entre 2000 y 2012, incluyendo el tráfico de «miles» de kilos de cocaína y marihuana hacia EE.UU. y lavado de dinero.
El arresto de Zambada, uno de los mayores golpes al narco en décadas, también está rodeado de incertidumbre respecto a cómo se llegó a ese punto.
La clave estaría en el papel que jugó Joaquín Guzmán López, quien comparecerá la próxima semana ante una corte federal en Chicago (Illinois), a más de 2.300 kilómetros de donde fue arrestado, según informaron a EFE fuentes policiales.
Allí se enfrentará a más de una docena de cargos, entre ellos por narcotráfico, lavado de dinero y por formar parte de una organización criminal.
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Según han informado varios medios estadounidenses, entre ellos el diario The New York Times, Guzmán López trajo a ‘el Mayo’ engañado a EE.UU. para beneficiar su hermano Ovidio, extraditado en septiembre del año pasado a Estados Unidos.
El rotativo cita a dos fuentes policiales estadounidenses, quienes aseguran que Guzmán le dijo a Zambada que el viaje en una avioneta privada tenía como fin enseñarle unos terrenos en México.
De acuerdo con el Buró Federal de Prisiones, Ovidio Guzmán salió de la cárcel el pasado martes, aunque la Embajada de Estados Unidos en México aseguró este viernes que el narcotraficante sigue «bajo custodia».
The New York Times asegura además que el propio Zambada, considerado uno de los narcos más escurridizos de México -nunca había sido arrestado- llevaba tres años negociando con autoridades estadounidenses su entrega, sin haber llegado todavía a un acuerdo, extremo que corroboran cinco fuentes distintas.
De confirmarse la traición de su socio Guzmán, no sería la primera deslealtad que sufre Zambada: su propio hijo, Vicente Zambada Niebla, extraditado a EE.UU. en 2010, se ofreció a aparecer como testigo de la Fiscalía en el juicio contra «el Chapo» Guzmán, y dio abundantes detalles de cómo operaba el Cártel de Sinaloa que dirigían su padre y los hijos de «el Chapo», conocidos como «Los Chapitos».
Paralelo a las intrigas, el presidente de EE.UU., Joe Biden, celebró el viernes el arresto de Zambada y Guzmán por significar un golpe a la cúpula del cártel de Sinaloa, que describió como «una de las organizaciones más mortales del mundo».
Por su parte, el Gobierno mexicano dijo que no estaba enterado del operativo y negó haber colaborado con la captura.
El presidente, Andrés Manuel López Obrador, solicitó públicamente información a sus homólogos estadounidenses durante una rueda de prensa matutina.
«El Gobierno de Estados Unidos tiene que dar un informe completo, no es nada más así de declaraciones generales, hay que informar, tiene que haber transparencia», declaró el mandatario en su conferencia matutina.
Por su parte, la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, reveló que México «no participó» en el operativo y que la Embajada de Estados Unidos se comunicó el jueves cuando ya había ocurrido el arresto de ambos líderes.