Moscú.– El cosmonauta ruso Oleg Kononenko se convirtió hoy en el primer hombre en alcanzar los 1.000 días en el espacio, récord que batió a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI).
«Soy consciente de que he logrado algo importante, algo nuevo, que he superado una barrera, me he acercado a lo desconocido», aseguró Kononenko en sus primeras declaraciones a la agencia TASS.
Kononenko, de 59 años, estableció la nueva marca a las 21:00:20 GMT después de cinco misiones a la plataforma orbital.
La larga estancia del ruso en la EEI permitirá a los científicos saber más sobre sus efectos fisiológicos en el organismo como la degeneración muscular, la pérdida de masa ósea, el empeoramiento de la visión y la pérdida de equilibrio (vértigos).
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«Los vuelos prolongados expanden nuestra comprensión sobre la capacidad del ser humano. Al fin y al cabo, la humanidad comenzará a realizar vuelos interplanetarios… La frontera de los 1.000 días contribuirá al desarrollo de la medicina espacial», explicó el cosmonauta.
La agencia espacial rusa, Roscosmos, suele permitir a sus astronautas permanecer más tiempo en la plataforma orbital que la NASA, por lo que los rusos han ocupado tradicionalmente los primeros puestos en ese terreno.
Un hombre récord
Kononenko, que cumplirá 60 años en dos semanas, es un hombre récord, ya que el 4 de febrero ya se había convertido en el cosmonauta con más tiempo en el espacio exterior con 878 días, 11 horas, 29 minutos y 48 segundos, una marca que hasta entonces ostentaba el legendario Guennadi Padalka.
El ruso, que llegó al ingenio espacial en septiembre de 2023 a bordo de la Soyuz MS-24, sumará 1.110 días -casi tres años- cuando regrese a la Tierra el próximo 23 de septiembre.
En total, Kononenko, que nació en la antigua república soviética de Turkmenistán, ha realizado cinco misiones en la EEI (2008, 2011, 2015, 2018 y 2023).
La catástrofe con el transbordador Columbia en febrero de 2003 le impidió volar entonces a la EEI, lo que retrasó un lustro su bautismo espacial.
Ingeniero de la expedición número 70 y comandante de la 71, también ha realizado desde 2008 siete caminatas espaciales (44 horas y 30 minutos).
Una marca imbatible
La marca de Kononenko a día de hoy es imbatible, ya que los diez siguientes astronautas en la lista están retirados o han fallecido.
La gran mayoría son rusos o nacidos en la antigua Unión Soviética, con la excepción de la estadounidense Peggy Whitson, que ocupa el noveno lugar con 675 días, un gran logro si se considera que la NASA siempre ha limitado la estancia de las mujeres en la EEI debido a su mayor riesgo de sufrir enfermedades cancerígenas.
El próximo cosmonauta en activo es el también ruso Serguéi Prokopiev, que suma 567 días. No obstante, tendrá difícil incrementar su marca personal, ya que la agencia espacial rusa, Roscosmos, ha anunciado su intención de abandonar en los próximos años la EEI para centrarse en la construcción de la nueva estación espacial rusa.
En cuanto al récord de estancia continuada en el espacio, lo ostenta otro ruso, Valeri Poliakov, que permaneció ininterrumpidamente 437 días en la estación rusa MIR entre 1994 y 1995.
Cosmonauta de vocación
«Yo vuelo al cosmos para dedicarme a mi trabajo preferido y no para marcar récords. Ser cosmonauta es la profesión que soñé, me interesó y a la que aspiré desde niño. Ese interés, la posibilidad de volar al cosmos, vivir y trabajar en órbita es lo que me motiva a continuar volando», comentó a la agencia TASS.
Kononenko aboga por construir en el futuro una estación que sea «una auténtica casa espacial», más grande y confortable, y menos dependiente de la Tierra.
Para ello, recomendó perfeccionar los sistemas de regeneración de agua, suministro de oxígeno y de reciclado de basura espacial.
Como si nada hubiera pasado, el ruso dedicó el fin de semana a recoger el cargamento vital que llevó a la estación la última Progress que se acopló el sábado al ingenio espacial. La carga incluía regalos, ropa, alimentos y equipos para experimentos científicos.
«Estudiaremos el impacto de la ingravidez sobre la orientación en el espacio. Buscaremos respuestas a la pregunta sobre cómo mantener la saluda de los cosmonautas en misiles de larga duración y estudiaremos nuestra inmunidad. Esta investigación nos permitirá prepararnos mejor para futuras misiones espaciales y a mejores condiciones para volar y vivir en el espacio», explicó.