Nueva York.- El psicólogo dominicano Henry Montero, criticó al Gobierno del presidente Luis Abinader por la «inferencia y la pírrica inversión» que hace el Estado para prevenir que los enfermos que padecen ciertas enfermedades, se conviertan en un problema para sus familias y todo el país.
Señaló que en la República Dominicana solo se invierte un 0.73% del presupuesto cuando las estadísticas de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), revelan que en el país caribeño el 4.7% de la población es víctima de desórdenes mentales.
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Dijo que los casos recientes en que policías han actuado brutalmente contra civiles, mostrando una garrafal falta de valoración por las vidas de sus víctimas, es un reflejo de que la sociedad dominicana está incubando una especie de bomba de tiempo que podría acumular cientos de casos, y explotar en cualquier momento.
“No pretendemos ser tremendistas ni vaticinar tragedias, pero es inconcebible que en pleno Siglo XXI y con los avances cotidianos de la medicina para tratar la salud mental, el estado dominicano se haga esté ciego, sordo y mudo”, agregó el especialista.
Explicó que, ante la falta de una cantidad de especialistas adecuadamente preparados y con experiencia, RD tiene las herramientas para contactar a instituciones especializadas en la materia en el extranjero, especialmente en Estados Unidos.
“Mientras estamos en presencia de un crecimiento asombroso de casos en los que los agresores revelan síntomas y comportamientos de psicopatía y sadismo para matar a sus víctimas, incluso en cuarteles policiales, el Gobierno no se mueve en ninguna dirección para tratar el problema de la salud mental”, añadió el psicólogo.
Montero dijo que agradece a muchos profesionales de la salud en la República Dominicana por darle seguimiento a su sugerencia de hace algunos días de que el Gobierno debe someter a evaluación psicológica a los aspirantes a policías para establecer su niveles de salud mental, con lo que se puede prevenir lo que está ocurriendo.
Explicó que además de que el 4.7% de la población dominicana sufre de trastornos depresivos, un 5.7% es víctima de trastornos de ansiedad, dos de los principales síntomas que atacan la salud mental.
Indicó que esos datos de la OMS datan del 2017, lo que significa que con el manejo nulo del Gobierno al problema, los casos han venido en aumento en los últimos 5 años.
Recordó que las cifras han aumentado en los últimos 15 años, según el reporte de la OMS pero podrían duplicarse en los próximos especialmente como secuela de la pandemia COVID-19.
“Según este informe, la depresión es ya la primera causa de discapacidad, medida en años vividos con discapacidad (AVD o YLD). Esto representa un reto para los centros y servicios de salud mental de América Latina y el Caribe, (incluyendo la República Dominicana) que han tenido que adaptarse a la nueva realidad, afrontando una demanda creciente con recursos menguados”, señaló Montero basándose en estudios y reportes internacionales.
Recordó que el Atlas de Salud Mental de la OMS, para 2013 reveló que el gasto per cápita en República Dominicana en esa área apenas llegó a los 0.09 centavos de dólar equivalente a 4.09 pesos dominicanos con lo que no se compra una menta en la República Dominicana.
El atlas de la OMS encontró que la inversión per cápita total en salud ese año alcanzó apenas los US$315 (RD$15.57).
Dijo que la República Dominicana es el país que menos invierte en la salud mental, mientras el tope en la región es de $8 dólares per cápita.
Resaltó que el estudio plantea la necesidad inminente de que el estado dominicano invierta lo necesario en salud mental.
Montero explica que se entiende por trastornos mentales comunes los que alcanzan prevalencias más altas, siendo los más importantes los de ansiedad y la depresión.
El reporte sostiene que aunque en general se trata de trastornos leves o moderados, sus costos en las economías son enormes, aproximadamente el 50% de todos los costos de la salud mental y entorno a un 2% del Producto Interno Bruto (PIB), debido a diferentes factores como los de no darle la debida importancia, pese a que colapsan las consultas, no están bien detectados, un alto porcentaje de casos no recibe tratamiento, los que lo reciben no evolucionan bien (siguen tratamientos de escasa evidencia, consumen psicofármacos durante años, el tratamiento psicológico es testimonial, pese a ser el tratamiento de elección y otras causas.
“Todo ello provoca cronicidad, pese a que existen tratamientos eficaces; aumento de la gravedad y comorbilidad (se acumulan nuevos trastornos); así como discapacidad en personas en edad laboral, con altos costes no sanitarios”, revela el reporte de la OMS.