Caracas.- El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, informó este lunes que Maxiorisol Cumare, esposa del profesor universitario asesinado Carlos Lanz, admitió su participación en el crimen contra su cónyuge, desaparecido desde agosto de 2020, y confirmó también la vinculación de la banda delictiva Tren de Aragua.
En una grabación mostrada a la prensa durante la comparecencia de Saab, se ve a Cumare admitir que ella contactó al «delincuente confeso» Glenn Castellano y le propuso «desaparecer a Carlos Lanz» a cambio de dinero.
El fiscal explicó que la mujer, además, confirmó la participación de «sicarios vinculados al Tren de Aragua», como previamente «había revelado el coautor material» ante el Ministerio Público y en la audiencia de delación.
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La confesión de Cumare se produjo durante una reunión que Saab mantuvo con ella este fin de semana, y que, posteriormente, fue ratificada durante la audiencia de presentación de la detenida.
«Al confrontar con pruebas, con fotos (…) con los vacíos de sus afirmaciones, con toda la evidencia recabada hasta el momento, ella (Maxiorisol Cumare) finalmente confesó su participación», dijo el fiscal.
Detenidos por asesinato del profesor
Además, informó que por el asesinato del profesor Lanz hay dos nuevos detenidos que se suman a los 13 ya anunciados y que serán presentados «en las próximas horas».
Aunque no reveló las identidades de estos dos nuevos implicados, Saab adelantó que la detención se debe a «su relación directa con el Tren de Aragua».
Subrayó que, pese a las confesiones, las investigaciones continuarán y que podría haber algunas liberaciones posteriores al esclarecimiento de los hechos y el establecimiento de responsabilidades.
Igualmente, recordó que los primeros 13 detenidos están imputados y privados de libertad por los delitos «por escala» de sicariato, asociación, corrupción, concierto con contratista, simulación de hecho punible y encubrimiento.
La semana pasada, Saab explicó que Lanz fue secuestrado y posteriormente trasladado a una finca en el estado Cojedes, en el noroeste del país, en donde lo mataron con dos disparos en la cabeza para, posteriormente, desmembrar su cuerpo y darlo como alimento a los animales de la finca.