El 5 de septiembre de 1997, la Reina Isabel se dirigió al público ante la conmoción social que había representado la muerte de Diana Spencer, la ex esposa de quien hoy es Carlos III, el nuevo rey de Gran Bretaña.
“Desde las terribles noticias del pasado domingo hemos visto, en toda Gran Bretaña y en todo el mundo, una abrumadora expresión de tristeza por la muerte de Diana. Todos hemos intentado, a nuestro modo, sobrellevar la situación. Yo misma quiero rendir homenaje a Diana. Era un ser humano excepcional y dotado», dijo.
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Expresó que tanto en los buenos como en los malos momentos, Diana nunca perdió su capacidad de sonreír y reír, ni de inspirar a los demás con su calidez y amabilidad.
Isabel aseguró que admiraba y respetaba a la princesa por su energía y su compromiso con los demás, y especialmente por su devoción a sus dos hijos.
«Nadie que haya conocido a Diana la olvidará jamás. Millones de personas que nunca la conocieron, pero que sintieron que la conocían, la recordarán. Por mi parte, creo que se pueden extraer lecciones de su vida y de la extraordinaria y conmovedora reacción a su muerte”, indicó al culminar.
