El consumo habitual de alcohol puede elevar la presión arterial incluso en adultos sin hipertensión, según un estudio que analiza datos de siete trabajos con 19,548 participantes y que muestra, además, que una sola bebida diaria puede también aumentarla.
La investigación se publica en Hypertension, la revista de la Asociación Americana del Corazón, y señala que la ingesta de una sola bebida alcohólica también se relaciona con cambios al alza de la presión arterial a lo largo del tiempo, en comparación al no consumo -aunque mucho menos que lo observado en bebedores habituales-.
Los participantes tenían entre 20 y 70 años y el 65% de ellos eran hombres. Los estudios revisados se hicieron en Estados Unidos, Corea y Japón, y se publicaron entre 1997 y 2021.
Ninguna de las personas había sido diagnosticada previamente de hipertensión arterial u otras enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades hepáticas, alcoholismo o consumo excesivo de alcohol.
Según la investigación, incluso en adultos sin hipertensión, las mediciones de la presión arterial pueden incrementar de forma más pronunciada con el paso de los años a medida que aumenta el número de bebidas alcohólicas diarias.
El equipo confirmó que se produjo un aumento continuo de las medidas de presión arterial tanto en participantes con un consumo bajo como alto de alcohol. La media de seguimiento a los participantes fue de 5,3 años.
«Nos sorprendió un poco ver que el consumo de un nivel bajo de alcohol también estaba relacionado con cambios más altos de la presión arterial a lo largo del tiempo, en comparación con el no consumo, aunque mucho menos que el aumento observado en los bebedores empedernidos», resume el autor principal, Marco Vinceti, profesor en la Universidad de Módena y Reggio Emilia (Italia).
El alcohol no es el único causante del aumento de la presión arterial. Sin embargo, «nuestros resultados confirman que contribuye de forma significativa. Se aconseja limitar su consumo, y evitarlo es aún mejor», recalca el investigador, también profesor adjunto en la Universidad de Boston (EE.UU.).
El análisis se basa en los gramos de alcohol consumidos, no solo en el número de bebidas, y mide tanto la presión arterial sistólica (número superior) como la diastólica (cifra inferior), explica la Asociación Americana del Corazón en un comunicado.
La sistólica aumenta de forma constante con la edad y es un importante indicador del riesgo de enfermedad cardiovascular, mientras que la diastólica lo es menos.
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Según el análisis, la presión arterial sistólica aumentó 1,25 milímetros de mercurio (mm Hg) en las personas que consumían una media de 12 gramos de alcohol al día, aumentando a 4,9 mm Hg en las que ingerían una media de 48 gramos diarios (en Estados Unidos, una bebida estándar de cerveza normal, de vino o un chupito de licor destilado contiene unos 14 gramos de alcohol).
En cuanto a la diastólica, aumentó 1,14 mm Hg en las personas que consumían una media de 12 gramos de alcohol diarios, elevándose a 3,1 mm Hg en aquellos que bebían una media de 48 gramos de alcohol al día. Estas últimas asociaciones se observaron en varones, pero no en mujeres.