Nueva York .- Las estadísticas de agresiones sexuales en el ejército de EE.UU. son entre dos y cuatro veces superiores a los datos oficiales, según revela un estudio dado a conocer este miércoles de la Universidad de Brown, cuyos números contrastan con los registrados por el Departamento de Defensa.
De acuerdo al informe titulado ‘Proyecto Costes de la Guerra’, durante y después de los 20 años de los conflictos posteriores al 11 de septiembre, los datos independientes sugieren que la prevalencia real de agresiones sexuales es de dos a cuatro veces mayor que las estimaciones oficiales, con 75.569 casos en 2021 y 73.695 en 2023.
La mayoría de estos delitos sexuales en el Ejército estadounidense, según esta investigación, no se denuncian.
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El informe de la de Universidad de Brown, en Rhode Island, recuerda el caso de la soldado Vanessa Guillén, destinada en la base Hood en Texas (ahora llamada Cavazos), que había denunciado acoso sexual en la instalación militar y que fue asesinada en abril de 2020 por un soldado identificado como Aaron Robinson.
Tras la muerte de Guillén, asesinada a martillazos, se pidió una reforma en el seno del sistema militar estadounidense, lo que llevó al Congreso a aprobar la ley ‘Soy Vanessa Guillén’, que cambió la forma en que el Ejército maneja las investigaciones y denuncias relacionadas con abusos sexuales.
Esta ley dejaba fuera a los comandantes militares tras denuncias de agresiones sexuales y ponía la investigación en manos de fiscales independientes.
El estudio menciona además el caso del sargento Elder Fernandes, también del fuerte Hood, quien se suicidó en agosto de 2020 después de vivir lo que el Ejército llamó «contacto sexual abusivo».
Fernandes fue hallado muerto, ahorcado en un árbol, ocho días después de su desaparición, en el tercer incidente de este tipo que se registró en esa instalación militar.
Por otra parte, este informe sale a la luz un año después de que otro del Pentágono constatara que los registros de agresiones sexuales en las tres academias militares del país habían aumentado más del 18 % entre 2021 y 2022, alcanzando un nuevo máximo.
El documento de la Universidad de Brown critica que el papel de EE.UU. en las guerras de Irak y Afganistán relegó el problema de las agresiones sexuales -que existe desde hace mucho tiempo- a un segundo plano ante la preparación de sus soldados para el uso de la fuerza.
«En palabras del propio secretario del Ejército, ir a la guerra ha impedido que el propio ejército tenga en cuenta institucionalmente su vergonzosa epidemia de agresión sexual de larga data», destaca el estudio.