Sao Paulo.- Fuertes lluvias siguen azotando este domingo el estado brasileño de Minas Gerais, en el sureste del país, donde al menos 138 ciudades están en situación de emergencia por inundaciones, deslizamientos y daños en infraestructuras.
Desde el inicio del periodo lluvioso, en octubre pasado, hasta este domingo, se han registrado al menos seis fallecidos y cerca de 17.000 evacuados de sus casas debido a las intensas precipitaciones que arrecian en la región, según Defensa Civil.
Las autoridades brasileñas investigan además la muerte de otras dos personas durante este fin de semana y que todo apunta a que también ocurrieron como consecuencia del temporal.
La última víctima mortal fue una mujer de 42 años que falleció al derrumbarse una casa en Belo Horizonte, la capital de Minas Gerais, que es el segundo estado más populoso de Brasil, con unos 21,5 millones de habitantes, por detrás apenas de Sao Paulo.
En medio de este fuerte temporal en Minas Gerais, un grave accidente tuvo lugar el sábado en el lago de Furnas.
Cuando el desprendimiento de una enorme pared rocosa de un cañón cayó sobre cuatro barcas, dejando un saldo de diez fallecidos y una treintena de heridos, la mayoría leves.
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Fuertes lluvias azotan a Brasil
Sin embargo, Defensa Civil informó que las muertes de esa tragedia no fueron incluidas en el balance de víctimas de las lluvias hasta que concluyan las investigaciones abiertas sobre el caso.
También el sábado, un dique de una mina de la empresa francesa Vallourec se desbordó este sábado en la localidad de Nova Lima.
La cual provocó el corte de la autopista que conecta Belo Horizonte y Río de Janeiro y la evacuación de seis vecinos de la zona.
El incidente dejó además un herido que tuvo que ser hospitalizado, aunque está fuera de peligro.
Por precaución, la ANM determinó la paralización de las actividades de la mina ante el riesgo de colapso de la represa que se desbordó.
El estado de Bahía, también sufrió entre noviembre y diciembre unas intensas lluvias que causaron al menos 24 muertos.
Las cuales dejaron bajo el agua a decenas de ciudades y obligaron a cerca de 100.000 personas a abandonar sus hogares.