Guatemala vive las elecciones más controvertidas desde la instauración de su democracia en 1986, con un duelo por la presidencia entre ex primera dama Sandra Torres Casanova y el académico Bernardo Arévalo de León.
El país centroamericano vive un momento de alta tensión política y social por los comicios del 20 de agosto, que definirán al presidente guatemalteco para el período 2024-2028, en reemplazo del actual mandatario, Alejandro Giammattei.
La situación, sin antecedentes en la era democrática, se detonó con el sorpresivo segundo lugar de Arévalo de León y su partido político, Movimiento Semilla, en la primera vuelta el pasado 25 de junio, cuando las encuestas lo situaban en el octavo puesto.
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Desde que Arévalo De León avanzó al balotaje, cuya victoria significaría el primer Gobierno progresista de Guatemala, el Ministerio Público (Fiscalía), conducido por fiscales sancionados por Estados Unidos, ha intentado eliminar su candidatura.
Una segunda vuelta atípica
«Esta no es una segunda vuelta normal», explica a EFE la politóloga y analista Marielos Chang, experta en la coyuntura local. «Tuvimos un embate judicial que nos dejó con dudas, por momentos, si habría balotaje, y hemos visto entonces una elección caracterizada por ataques contra el Movimiento Semilla», añade Chang.
La situación llegó a tal grado de alarma, por el allanamiento de la Fiscalía al Tribunal Supremo Electoral y a la sede del Movimiento Semilla, que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, visitó el país del 1 al 4 de agosto para verificar el panorama.
Torres, la «continuista»
La ex primera dama Sandra Torres ha llegado en dos ocasiones al balotaje, en 2015 y 2019, pero en ambas perdió por amplio margen. Sobre Torres Casanova, Chang detalla que «tuvo una transformación de la noche a la mañana» al modificar su «orientación» política y así «priorizar los valores tradicionales» y habitualmente conservadores de la «familia» guatemalteca. «Usó estos elementos en busca de ganarse el voto tradicional», señala la especialista en comunicación política, quien advierte que si triunfa Torres Casanova «sería darle continuidad a la Administración de Alejandro Giammattei».
La misma opinión tiene el analista político Renzo Rosal, quien considera que la ex esposa del expresidente Álvaro Colom (2008-2012) es la «continuidad del sistema vigente» en la nación centroamericana. «Ella tomó esta estafeta, y ahora con mayor fuerza por tener enfrente al Movimiento Semilla», explica el politólogo en referencia a Torres Casanova, quien fue acusada en 2019 de financiar ilícitamente su campaña electoral.
Arévalo, el «conciliador»
Sobre Bernardo Arévalo, Chang recuerda que «al inicio de la campaña no destacaba», pero «ahora logró posicionarse como un líder capaz de conciliar entre diferentes sectores». La última encuesta realizada por la firma CidGallup, sobre la segunda vuelta electoral, coloca a Arévalo de León por encima de Torres Casanova con un margen de entre el 60 y el 70 por ciento del total de votos.
Sin embargo, muchos sectores temen que una victoria de Arévalo de León no garantice que sea investido el 14 de enero próximo, ante los ataques de sus adversarios. «El Ministerio Público ha jugado un papel beligerante, fuera de su competencia. Y también han tenido un papel negativo las Cortes, el Organismo Ejecutivo, la presidencia y algunas facciones del Congreso», puntualiza Rosal.
Alrededor de 9,3 millones de guatemaltecos de los 18 millones de personas que habitan el territorio están habilitadas para asistir a las urnas el próximo domingo.