Castillo, provincia Duarte.- La Jaguita es una comunidad de unos 5 kilómetros y medio aproximadamente, ubicada en en el municipio de Castillo en la provincia Duarte donde se producen toneladas de cacao anualmente, igual que otros productos como aguacates, naranjas, víveres, zapotes, y muchos otros más.
Durante décadas esta comunidad ha pedido a gritos la reparación de su carretera que todavía parece camino vecinal, no solo para que sus comunitarios puedan transitar de forma segura, sobre todo cuando llueve, sino también para poder sacar al mercado lo que allí se produce, pero esos reclamos nunca han sido escuchados y este fin de semana, tras las lluvias, la carretera colapsó.
Los productos que allí se cultivan, no sólo sirven para alimentar a su población, sino que suplen a otros pueblos cercanos.
El pequeño puente que permite cruzar hacia la comunidad fue afectado por el río Maguá debido a la gran cantidad de lluvia del pasado viernes y sábado, algo que también afectó el puente de la comunidad de Los Lanos que conecta varios poblados de la zona.
Pero eso no fue todo, una parte de la carretera terminó de hundirse y dejando incomunicada la comunidad por esa vía.
Petición de los comunitarios
Desde hace varios años los comunitarios habían pedido que se reparara esa parte del camino porque cada día se hundía más, ellos mismos le echaban material, pero eso no fue suficiente, las autoridades se hicieron de la vista gorda y pese a que todas las comunidades alrededor fueron asfaltadas e inauguradas por el presidente Luis Abinader y el Ministro de Obras Públicas, Deligne Ascensión, a esa «sólo le lavaron la carita».
Le asfaltaron solo una mínima parte de la entrada, para que pareciera que se había asfaltado, pero mirando un poco más allá, el panorama es desolador. Muchos han tenido accidentes entre el lodo y las piedras, pues cuando llueve se convierte en intransitable.
Eso también se puede ver en quienes tienen que salir a trabajar a los pueblos cercanos y qué decir de los pobres estudiantes que diariamente deben dirigirse al liceo y otras escuelas fuera de la comunidad, incluso con zapatos en fundas o caminando por el peligro que representa transitar en motores.
Al tratarse de un poblado pequeño, por suerte nadie transitaba en el momento en que la carretera se derrumbó.
Los «Jaguitenses» piden a gritos que las autoridades cumplan con sus promesas de asfaltar su calle principal, trabajar en un puente seguro y hacer una parte de la carretera por otra vía tras el derrumbe.