Luego de la proclamación de una nueva Constitución que, según el oficialismo, estaría blindada con una especie de «candado», varios senadores se dirigieron hacia el mar Caribe para lanzar una llave que simboliza la inviolabilidad definitiva de la Carta Magna.
Parece surrealista, pero no… realmente ocurrió tal como se describe arriba. La escena generó muchas risas, especialmente porque uno de los protagonistas es un senador que lleva en su ADN político el balaguerismo de los 22 años de caudillismo y reeleccionismo.
Lo cierto es que vivimos en un país donde la simulación es sinónimo de virtud; y, para estar cerca del poder, simular se convierte casi en un estilo de vida. Si no, pregunten al otrora activista de Participación Ciudadana que, en medio de un ataque de nervios, intentó justificar sus dobles funciones.
No ha sabido disimular, y por eso el horno no está para galletitas.
