Puerto Príncipe.- Consultas saturadas debido al cierre de otros centros sanitarios, sobrecarga laboral, escasez de personal. Este es el reto al que se enfrenta el Hospital Universitario La Paix, en Puerto Príncipe, a la hora de atender a un elevado número de pacientes, algunos de ellos heridos de bala víctimas de la violencia.
Es una tarea en la que este hospital pone todo su empeño para poder tratar a personas procedentes de toda la capital haitiana, como declara a EFE el director de La Paix, Paul Junior Fontilus.
Y es que, tras el cierre del Hospital General -de mayores dimensiones, con más capacidad y cuya reapertura no es posible por los enfrentamientos en sus alrededores y por estar bajo control de las pandillas-, La Paix se hace cargo de los enfermos que antes acudían allí. A ellos se suman sus propios pacientes.
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La Paix (ahora el único hospital universitario operativo en la ciudad y al que, como admite Fontilus, le «ha afectado mucho» el cierre del Hospital General, principal centro público del país) no tiene tanta capacidad como para hacer frente a toda esa carga. Pero, con esfuerzo, lo está haciendo con su propio personal (600 trabajadores en total), para lo que se activó un plan de contingencia a fin de movilizar los recursos disponibles y responder con urgencia a las necesidades.
Como puede comprobar EFE, se trata de un hospital con instalaciones modernas, ‘inteligentes’, con 210 camas que se hacen pocas para atender a tanta gente, por lo que, según Fontilus, se trata a una persona, se la envía a casa tan pronto como es posible (a veces solo en un par de horas) y, poco después, esa misma cama es ocupada por otro paciente.
El Ministerio haitiano de Salud Pública y Población calcula que en abril pasado alrededor del 39 % de los centros de salud para pacientes hospitalizados había cerrado a causa de la inseguridad y los saqueos en el área metropolitana de Puerto Príncipe, según un artículo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La violencia golpea a la sanidad
La violencia está afectando en una doble vertiente a la salud: muchas personas no pueden llegar a tiempo al hospital debido a las dificultades para trasladarse a causa de la inseguridad y, además, un importante número de heridos que requiere asistencia es víctima de las bandas armadas.
Conforme a los datos del director del Hospital La Paix, desde el 29 de febrero (cuando comenzó la escalada de la violencia) hasta el mes de abril ese centro sanitario recibió 220 pacientes con heridas de bala.
Y a ellos hay que sumar el resto de enfermos o accidentados que llegan habitualmente a un hospital para ser tratados.
Además, se está tratando a pacientes infecciosos que antes acudían a otro hospital, «pero ahora está cerrado y vienen acá, donde son atendidos», afirma el director, consciente también del peligro que supone la crisis de basura que sufre la ciudad de cara a posibles epidemias.
Preguntado si se espera que haya más pacientes por eventuales enfrentamientos entre los miembros de las pandillas y los efectivos de la misión multinacional de apoyo a la seguridad que llegarán en breve al país, Fontilus reconoce que están barajando esa posibilidad y que se preparan para ello.
La importancia de la cooperación
El Hospital La Paix sufre las repercusiones de la falta de combustible o del tiempo que el aeropuerto y el puerto han estado cerrados, pero para hacer frente a estas carencias y dificultades cuenta con el apoyo de la cooperación internacional y también de la Cruz Roja Haitiana.
Además, la OPS ha ayudado a habilitar la sala de emergencias que, como puede ver EFE, presenta un aspecto moderno y muy limpio, con boxes separados por cortinas y con el material y el espacio necesarios para poder clasificar, estabilizar y atender al enfermo cuando llega a urgencias.
Esta organización también ha facilitado medicamentos e insumos médicos, así como combustible, para que el hospital pueda funcionar.
Por otra parte, la crisis y la violencia están llevando a muchos sanitarios a emigrar sobre todo a Estados Unidos, entre el 30 y el 35 % del personal del sector salud, según calcula Fontilus, quien confía en un mejor futuro de la sanidad en beneficio de todos los haitianos.