martes, diciembre 3, 2024

Las costosísimas campañas electorales

Atreverse a hablar sobre este tema es algo serio, más bien muy serio, porque el tratar de descarnadamente escribir sobre este espinoso asunto, hay que estar muy seguro de no tener que dar explicaciones después, por haber recibido también dineros ilícitos para campañas provenientes de la corrupción, el lavado y el narcotráfico. 

Lo primero que tenemos que advertir es que no vamos a esconder intencionalmente nada de lo que conocemos; no habrá medias verdades, porque en este punto de mi existencia no es una opción pretender juzgar solo a nuestros competidores o adversarios por una práctica que a sinceridad, todos los que han llegado o los que han optado por mantenerse en el poder, la han realizado. 

Las campañas electorales en este país son costosísimas. Esa es una de las razones por la cual se busca el dinero de cualquier forma para costearlas, y es ahí, precisamente ahí, donde se transgrede la frontera de lo racional y ético, porque si para ganar una posición electiva hay que tomar plata a sectores de “Non Sanctas” procedencia, se inicia con ello un vínculo indisoluble con los sectores que le reclamarán después de la victoria, el apoyo para sus actividades casi siempre ilegales. 

Explicaré cosas que todos los que estamos en política sabemos que pasan, y que la mayoría prefiere mirar de lado que admitir, pero que son tan comunes que se han convertido en permanentes prácticas a lo largo de muchísimos años, por lo que hoy no nos puede sorprender la acusación que se le hace al ex candidato Presidencial del PLD, el buen amigo Gonzalo Castillo, ya que con esta acción se sienta un precedente que honestamente la mayoría de los ciudadanos piensan que es de adecentamiento de la praxis del inadecuado uso de los recursos públicos, pero muchos otros lo ven como una acción política del gobierno para afectar electoralmente a los morados, y no importando cómo lo juzguen los lectores paso a explicarles lo que ha estado sucediendo sobre esta situación en particular en esta media isla, veamos:

1- La ilegal práctica de la compra del voto o de la cédula de identidad, el mal llamado voto preferencial, el aumento de todos los insumos de campaña y el alto precio a pagar por la colocación de la publicidad y la propaganda, hacen que cualquier candidatura, hasta en el más inferior nivel, que es apenas un simple vocal de un distrito municipal termine costando de cientos de miles a millones de pesos. 

2- Una campaña presidencial de cualquier partido mayoritario costará hoy por encima de 100 millones de dólares, porque el candidato a la primera magistratura del estado que solo días antes de las elecciones no envíe a las casi 17 mil mesas por lo menos 30,000 pesos por colegio electoral, no podrá cubrir ni mínimamente los gastos operativos del día D (dieta para delegados, alquiler de motores, combustible vehículos, alimentación etc.) estamos hablando de una friolera de más de 500 millones de pesos. 

3- Desde hace mucho tiempo los aportes empresariales que antes eran determinantes, hoy ya no lo son, pues apenas representan centavos para los gastos enormes de una campaña electoral nacional y es por ello que los equipos de finanzas de los comités de campañas gestionan dinero casi siempre sin tomar muy en cuenta el origen de los aportes. 

4- Aquí todos los que estamos en política sabemos, porque es un secreto a voces, que las campañas de los partidos oficialistas son financiadas por sus propios funcionarios, que se encargan de gestionar los recursos para cubrir el costo de las mismas, principalmente con los aportes que le realizan los proveedores y especialmente los contratistas de las obras del estado. 

5- Los más infiltrados por el dinero ilícito, casi siempre con aportes significativos provenientes de sectores ligados al lavado y al narcotráfico, son las campañas opositoras, porque con los modestos aportes del empresariado tradicional no cubren ni someramente sus gastos, aunque debo reconocer que producto de las filtraciones y de las públicas consecuencias del financiamiento ilícito, los candidatos opositores de hoy están siendo muchísimo más cuidadosos con los recursos económicos que entran a las arcas de sus cuentas de campaña. 

6- Sin que se interprete como una justificación, es importante acotar la realidad de que la campaña al partido oficialista le sale por mucho, más costosa que a los de la oposición; el voto gobierno es caro y todos aquí lo sabemos. 

7- Los propios funcionarios y los proveedores del estado “se tapan”, como popularmente se llama la forma de aportar también recursos económicos a los candidatos de la oposición, en procura de crear un canal de comunicación o vínculo que les evite en un posible cambio de gobierno, por retaliación, ser investigados o enjuiciados. 

8- En la mayoría de los casos, a los funcionarios políticos de los gobiernos se les asignan demarcaciones territoriales para que cubran los gastos de las actividades organizativas y de campaña de sus partidos. La pregunta tonta sería: ¿con qué recursos creen ustedes que finalmente se cubren los mismos? Se los dejo de tarea. 

9- Es importante, sin embargo, significar que los recursos ilícitos siempre vienen con un ropaje legal; solo los grandes montos aportados infieren que “algo huele mal en Dinamarca”, porque los empresarios tradicionales no son tan pródigos en sus aportes a las campañas. 

10- La verdad ha de ser dicha: a los candidatos oficialistas, los empresarios o comerciantes que no tienen fuertes vínculos con el estado, solo les realizan insignificantes aportes, por lo cual le es más fácil a los equipos políticos de los gobiernos aplicar el manido criterio “que del cuero salen las correas”.

Como verán mis estimados lectores, esto del financiamiento irregular de las campañas es algo histórico, endémico y sistémico, por lo cual en la operación Calamar, la imputación de financiamiento ilícito de campaña podría ser todo un tsunami para la clase política nacional, porque si se sabe a quiénes se les entregó plata proveniente del gobierno anterior, “se caerán muchos santos de los altares”, porque no solo el imputado ex candidato Presidencial Gonzalo Castillo será mencionado como único beneficiario de esos dineros calientes, también lo serán otros más, lo que demostrará que aunque le ha salido mal a los implicados que “quisieron poner su barba en remojo”, se confirmará que esta dañina práctica alcanzó a casi todos los litorales políticos, ratificando con ello lo que me dijo hace poco una gran amiga: que fuese por conveniencia o no, quedará demostrado finalmente “que los morados no eran entonces, tan come solos”.

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