jueves, noviembre 21, 2024
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Los presidentes siempre han apetecido que la senaduría del Distrito Nacional sea ocupada por uno de los suyos

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La senaduría del Distrito Nacional ha sido tradicionalmente un plato apetecido para los presidentes, razón por la cual han puesto especial empeño en que uno de los suyos se alce con la posición en los procesos electorales.

Un recuento de al menos las últimas tres décadas resalta ese elemento común, por lo cual no se prevé que sea distinto en la actualidad con la determinación del presidente Luis Abinader de empujar la candidatura de Guillermo Moreno.

Un caso a citar, el más distante, se remonta a las elecciones de 1986 que marcaron el retorno al doctor Joaquín Balaguer tras ocho años fuera del poder.

Electo presidente y en medio del conflicto poselectoral generado por una elevada cantidad de votos nulos que estaban dirigidos a su rival Jacobo Majluta, Balaguer prefirió reclamar la senaduría del Distrito para el candidato reformista, Jacinto Peynado, y ceder la sindicatura de la capital en beneficio del perredeísta Rafael Suberví Bonilla.

El alegato de los reformistas se fundamentaba en que uno de los aliados de Majluta no había apoyado la candidatura senatorial de la entonces primera dama, Asela Mera de Jorge, por lo que esos votos no podían sumarse a la esposa del presidente Salvador Jorge Blanco.

La realidad era que, para Balaguer, la senaduría de la capital tenía más valor estratégico que una alcaldía, aun siendo la del Distrito Nacional, que para aquella época ocupaba todo lo que es ahora el DN y la provincia Santo Domingo.

El interés presidencial por la emblemática senaduría del Distrito fue menor en las elecciones de medio tiempo del año 2002, cuando jugaron otros factores mezclados entre política y relaciones primarias.

Según se estableció entonces, el presidente Hipólito Mejía intervino para que el candidato del Partido de la Liberación Dominicana, José Tomás Pérez, fuera proclamado senador de la capital, en un momento en que estaba en marcha una conspiración para despojarle de la curul.

Siendo el único senador que se proyectaba para la formación morada, y en medio de presiones a la Junta Central Electoral, se afirma que en Mejía pesó también la relación familiar con Pérez, ambos oriundo de Guraba, Santiago, probablemente más que el interés político de su Partido Revolucionario Dominicano para que fuera favorecido el candidato blanco.

2006

Con dos años en su nuevo mandato, el presidente Leonel Fernández se enfrenta a la primera elección de medio término, con la amarga experiencia de haber perdido la primera en 1998, una barrida impresionante del PRM por el fallecimiento de su líder, José Francisco Peña Gómez, apenas seis días antes de los primeros comicios separados de las presidenciales.

Fernández también puso énfasis en el triunfo del candidato a senador del Distrito Nacional, con aliento adicional de que se trataba del secretario general peledeísta, Reinaldo Pared Pérez.

Lo mismo repitieron, con Pared Pérez, el propio Fernández en 2010, y Danilo Medina en 2016, última elección del ya fallecido senador del DN.

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La historia de la actual senadora Faride Raful es otra, pues ella alcanzó la elección compitiendo desde la oposición, en 2020.

La apuesta de Luis

Los elementos históricos señalados son elocuentes, en el sentido del interés que podrían el presidente Abinader para que el presidente de Alianza País gane la curul.

Sin embargo, un aspecto aún más relevante sería el hecho de que Abinader fue el más vehemente defensor—se comenta que casi lo impuso—de que el ex fiscal del Distrito Nacional fuese el candidato del oficialismo a la relevante curul, por encima de las aspiraciones de Faride que quería continuar en la representación capitalina.

En ese sentido, el presidente-candidato se empeñaría a fondo para que “su obra” tenga éxito y Moreno se haga por primera vez en su carrera de una posición electiva de mucha relevancia.

No se puede olvidar que dos senadores de la capital han ostentado la presidencia de la República, aspiración que Moreno ha tenido en varias oportunidades.

Las dos figuras que han tenido esa condición han sido Jorge Blanco, quien salió del Senado para el Palacio Nacional por voto directo, mientras que Majluta lo fue por el suicidio del presidente Antonio Guzmán en julio de 1982, siendo él vicepresidente.

Abinader en el carro de Guillermo

En los corrillos políticos se analiza que en menos de 40 días que restan para las elecciones presidenciales y del Congreso, el abanderado del Partido Revolucionario Moderno estaría figurativamente montado en el carro de Moreno para hacerlo senador.

Esto sería determinante para que el abogado y político culmine con éxito sus aspiraciones, dada la alta valoración que las encuestas asignan al presidente de la República.

Pero esas mismas encuestas se debaten en un posicionamiento relevante de Moreno, aunque otras perfilan que, a la fecha, el candidato de la alianza Rescate, Omar Fernández, está por encima de Moreno.

El tiempo que resta de campaña pudiera jugar a favor de Moreno, siempre que la dirigencia del oficialismo logre que “la marca PRM” lo asimile en su totalidad.

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