Santo Domingo. – Desde hace una década, Matías Ompré, un argentino de 29 años, se gana la vida como profesional del malabarismo, oficio que, al día de hoy, brinda a todos los dominicanos en la intersección de las avenidas Winston Churchill y Charles Summer, en el Distrito Nacional.
Nació en Córdoba, Argentina, y cuando cumplió 18 años decidió viajar el mundo como mochilero hasta llegar a Brasil, donde encontró su pasión, el malabarismo, un arte en el que se manipula y ejecuta espectáculos con uno o más objetos a la vez volteándolos, manteniéndolos en equilibrio o arrojándolos al aire alternativamente, usualmente sin dejar que caigan al suelo.
“Cuando llego a Brasil con unos amigos, es que comienzo a interesarme por el malabarismo, pero cuando tuve la oportunidad de entrar en el circo, descubrí que me apasionaba”, narró Ompré al recodar sus inicios.
Hablando para De Último Minuto, dijo que llegó a la República Dominicana por invitación de su hermano, tras la pandemia del COVID-19, y fue cuando decidió hacer mostrar su arte en el “semáforo”, que normalmente tiene una duración de 30 o 40 segundos.
“Mi hermano trabaja en Punta Cana y él fue que me dijo que viniera, que aquí la pandemia no estaba tan grave y duré un tiempo viviendo allá, hasta que vine a Santo Domingo y me dije: -déjame hacer este semáforo-. Ahí comenzó todo”, agregó.
Este joven malabarista no solo se dedica al oficio en el semáforo, también hace shows para cumpleaños, bodas y fiestas temáticas con fuego y cuchillos.
Esta tarea le ha dado gran satisfacción en el país, en el que según relató, le ha brindado apoyo al oficio al que se dedica.
A pesar de tener experiencia y anécdotas, Matías ha dedicado su tiempo en perfeccionar las técnicas que permiten que su arte sea mucho más llamativo, con talleres, convenciones y su gran escuela el circo.
A Matías le gusta vivir el día a día, pero sueña con poder hacer un “espectáculo con rutinas propias y poder ser reconocido con por su arte en todo el mundo”.
