Buenos Aires.– El presidente de Argentina, Javier Milei, avisó este domingo, en su discurso ante la ciudadanía, de que no va a «perseguir a nadie» de la clase política, pero también advirtió de que no se dejará extorsionar y sus convicciones son «inamovibles».
«No pedimos acompañamiento ciego, pero no vamos a tolerar que la hipocresía, la deshonestidad o la ambición de poder interfieran con el cambio que los argentinos elegimos», advirtió Milei, desde una tribuna instalada a los pies de la escalinata del Congreso nacional, en presencia de los principales representantes internacionales que acudieron a su asunción presidencial y ante decenas de miles de ciudadanos congregados en los alrededores.
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El nuevo presidente describió una «situación crítica y de emergencia» y dijo que no hay «alternativas» más que un fuerte ajuste y de shock, lo que supondrá un sacrificio para la población.
Muchos esperan que el Gobierno entrante haga pagar al de Alberto Fernández la responsabilidad de la pesada herencia, en tanto que la vicepresidenta saliente y exmandataria (2007-2015), Cristina Fernández, tiene varias causas judiciales en marcha por corrupción y fue condenada el 6 de diciembre del año pasado por defraudación al Estado, aunque la pena es recurrible.
Milei avisó de que su Gobierno no llega para «saldar viejas ‘vendettas'» y recordó que el suyo «no es un proyecto de poder, sino de país».
Como líder de una fuerza nueva, La Libertad Avanza (ultraderecha), con pocos diputados y senadores, el economista armó un gabinete que tiende puentes a otras fuerzas políticas y dio su primer discurso como presidente en la calle frente a la ciudadanía, y no en la Asamblea Legislativa.
Ante la posibilidad de que los dirigentes sociales organicen protestas en la calle en protesta por el ajuste económico anunciado, el presidente les dijo que los argentinos eligieron «un país en el que el que corta la calle violando los derechos de los conciudadanos no recibe asistencia» y que «dentro de la ley, permite todo, pero fuera de la ley, nada».
Milei avisó a los dirigentes políticos, sindicales y empresarios que recibirá «con los brazos abiertos» a quienes quieran «sumarse a la nueva» Argentina, y que «no importa de dónde vengan, qué hayan hecho antes», sino que «lo que importa es hacia dónde quieren ir».
En cambio, advirtió a «los que quieren utilizar la violencia y la extorsión para obstaculizar los cambios» que es un presidente de «convicciones inamovibles».
«No vamos a claudicar, no vamos a retroceder, no nos vamos a rendir», anticipó.
«Abrazar las ideas de la libertad es la única manera en que podemos salir del pozo en que nos han metido», dijo mientras la multitud le vitoreaba con frases como «¡Vamos, Javier!» y «¡Olé, olé, olé, Milei, Milei!».