Alrededor de mil millones de niños, lo que representa casi la mitad de la infancia mundial (2,200 millones), viven en 33 países con «alto riesgo de impacto de cambio climático» y están expuestos como consecuencia a un desplazamiento migratorio.
Ante este fenómeno, que en 2020 se manifestó concretamente en el desplazamiento involuntario de diez millones de niños por motivos relacionados con el cambio climático; Unicef y otras organizaciones de la ONU, así como la Universidad de Georgetown; publicaron unos «principios rectores para los niños en tránsito» para ayudar a protegerlos y empoderarlos.
Los nueve principios rectores incluyen conceptos como el interés óptimo para el niño, el derecho a una nacionalidad, la no discriminación; la unidad familiar, la participación en la toma de decisiones y el acceso a servicios básicos (educativos, sanitarios y sociales), entre otros.
Estos principios, en concordancia con la Convención para los Derechos del Niño, serán comunicados a los gobiernos locales y nacionales; al igual que ONG que trabajan con niños, con el fin de traducirlos a cuestiones operacionales y hacerlos así efectivos.
La iniciativa responde al hecho de que las políticas sobre la infancia en el ámbito migratorio no han tenido hasta ahora en cuenta las cuestiones climáticas; y viceversa: las directrices sobre el impacto climático no suelen tomar en cuenta específicamente a la población infantil.